Una de cada cinco mujeres deja de trabajar cuando nace un hijo


Casi 1 de cada 5 mujeres (18% para ser exactos) entre 18 y 49 años deja de trabajar después de dar a luz, frente al 43,6% que sigue trabajando (29% en el Sur e Islas). La pérdida de empleo es inversamente proporcional a la edad,
por tanto es más consistente en las clases jóvenes: ante el descenso de la fecundidad, la natalidad y la precariedad laboral, los más penalizados son los menores de 25 años, que tras la baja por maternidad en el 42,7% de los casos tienen que dejar de trabajar, en el 38,3% siguen sin trabajar (solo el 12,7% de ellos siguen trabajando)

Es el cuadro trazado por el “Informe Plus 2022 comprendiendo la complejidad del trabajo” que recoge los resultados de la encuesta Inapp-Plus realizada a una muestra de 45 mil personas de 18 a 74 años, presentada en vísperas del Día de la Mujer. La disminución de la participación femenina después de la maternidad se ve afectada por las condiciones familiares, los servicios de bienestar y la educación

¿El nodo principal? La conciliación del trabajo y el cuidado

El principal motivo de salida de las mujeres del mercado laboral es la conciliación entre trabajo y cuidados (52%), seguido de la no renovación del contrato o despido (29%) y de valoraciones de oportunidad y conveniencia económica (19%). En las familias formadas por un solo progenitor, las cuotas de abandono del empleo tras el permiso de maternidad son más elevadas: un 23% frente al 18% entre las parejas. En las parejas, en cambio, la permanencia en el no empleo es mayor: un 32% frente al 20% entre monoparentales.

«Es un fenómeno que tiene fuertes efectos demográficos y económicos -explicó el profesor Sebastiano Fadda, presidente del INAPP-. Italia es el último país por tasa de fecundidad de Europa, y en 2022 se alcanzó el mínimo histórico de 400.000 nuevos nacimientos. La maternidad sigue representando una causa estructural de la caída de la participación femenina. Además de la “fuga de cerebros”, el país ya no puede tolerar esta forma de dispersión del capital humano ligada a la falta de valor y apoyo al empleo femenino”.

Servicios de guardería inaccesibles

Queda el quid de la baja disponibilidad y accesibilidad, incluso económica, de las escuelas infantiles. La escasez de servicios para la primera infancia se confirma con el porcentaje de padres ocupados que declara no haber enviado a sus hijos de 0 a 36 meses a la escuela infantil (56%). Entre quienes en cambio envían a sus hijos a la guardería, poco menos de la mitad (48%) utiliza el servicio público, mientras que una proporción igual al 40% utiliza una guardería privada y, a medida que aumenta la renta disponible, aumenta el recurso a los servicios de guardería privada.



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