Los granados juegan mejor y tienen las mejores ocasiones, frustradas por el esloveno. Luego en el partido final el gol croata
La extrema prórroga de Brozo en el ocaso del partido le da al Inter tres puntos que parecían inesperados, recogidos con la fuerza de la desesperación más que con la claridad y las ideas, ante un Toro que en su mayor parte había hecho una figura mucho mejor que los nerazzurri. Si Inzaghi supo aprovechar este golpe de nervios y corazón en la final se lo debe sobre todo a su redescubierto capitán, Handanovic, que volvió a su puesto y estuvo especialmente ocupado en la segunda parte para contrarrestar el bombardeo de granadas. Sin embargo, los problemas de Inzaghi siguen latentes, aunque esta victoria sea agua en el desierto: da nueva vida. Al contrario, el Torino se marcha de San Siro con un pesar: si se hubieran atrevido más en el momento adecuado, el resultado hubiera sido muy diferente.
PRIMERA MITAD
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De inicio Simone Inzaghi devuelve a sus antiguos cometidos a los “sacrificados” de la masacre contra el Bayern: Handa encuentra su sitio en la portería, De Vrij se reposiciona para liderar la defensa y Barella también intenta dar adrenalina desde el centro del campo. Si acaso, la noticia del día es la posición de Dimarco, no un outsider en toda regla sino un nuevo ‘brazo’ de la defensa, con amplio espacio para entrar. Toro, sin Juric todavía frenado por una neumonía, coloca en el centro de la defensa a Buongiorno, que ganó la papeleta con Schuurs, y el ex Lázaro en la derecha. Si Sanabria es preferido a Pellegri en el papel de boya en el 3-4-2-1, la gran novedad en el trocar es que Seck se asocie con Vlasic en lugar de Radonjic. Curiosamente, de inicio, Toro asume una actitud de espera, distinta a la habitual, mientras que Inter es la de la última semana, si no peor: el derbi y las toxinas del Bayern aún no se han ido y los nerazzurri, en un after. -ritmo de trabajo, hacen un gran esfuerzo para pasar el balón por delante. Parece el equipo del mes de abril, el que tiró un scudetto que parecía ya sobre la mesita de noche, con las piernas aún paralizadas por el miedo y las puntas desconectadas del resto del cuerpo. Así, en un primer tiempo con cloroformo en el que se escucharon claros los primeros pitidos a los nerazzurri, la mayor oportunidad la tiene naturalmente el Toro. Y con quién, si no Vlasic, peligro público número 1: se cuela entre Barella y Skriniar y enzarza a Handa en un desfile de alto valor simbólico. Con Onana dando vueltas en la nuca, el esloveno necesita viejas certezas para trabar su asiento y alejar en lo posible una sucesión que parece inevitable.
SEGUNDA MITAD
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Al comienzo de la segunda mitad, si acaso, las nubes se espesan aún más bajo el cielo del Inter. Sin susto de Inzaghi y granada que se eleva peligrosamente, construyendo una oportunidad de cabezazo con Sanabria (otra salvada de Handa) y un cruce envenenado de Lukic. Después del 6′ aquí está el episodio que podría haberle dado otro sentido al partido: Sanabria siempre ve roja por un apretón a Calha, pero tras la intervención de Var el árbitro Ayroldi vuelve sobre sus pasos correctamente cambiando el color de la tarjeta. Sin embargo, la trama del partido no cambia, con el portero esloveno teniendo que parar con los pies al viejo estilo Garella un tiro libre anónimo de su lado de Rodríguez y luego poner sus manos en otro par de izquierdas de Vlasic. Las habituales, ahora atávicas, dificultades en la construcción de los nerazzurri no parecen fáciles de resolver, por eso Simone se apoya en el banquillo: mientras Paro elige a Radonjic por Seck e Ilkhan por Linetty, Inzaghi quita a Dumfries y sustituye a Bastoni por detrás (Darmian se va a la derecha y Di Marco sube más alto). Pero, sobre todo, el técnico cambia la mitad del ataque, poniendo a Correa al lado de Lautaro. El Toro Argentino realmente parece el único que tendría la energía en su cuerpo para lastimar al otro Toro, pero muchas veces son iniciativas individuales, como el sombrero que lo lanza hacia la portería de Milinkovic antes de la prodigiosa recuperación de Lukic. El empuje del público, sin embargo, se siente y se ve por fin una reacción del Inter, con mayor agresividad y balones que finalmente caen en el área de granadas: la primera atajada del portero serbio llega en un cabezazo de Skriniar, antes de que Barella falle en lo máximo. buen jab delante de la puerta. Y luego es el propio Martínez con un espectacular giro de cabeza para tocar el gol, pero es un fuego que se queda encendido muy poco tiempo, diez minutos como máximo, y se apaga enseguida también porque las entradas de Mkhitaryan y Bellanova no llegan. añadir empuje. Efectivamente, es Radonjic quien llama a Handa a la enésima salvada, con diferencia la mejor de las suyas. Cuando parece que no hay espacio más allá del 0-0 y los furúnculos de los nerazzurri se han calmado definitivamente, el Inter se saca de la chistera un gol de tres puntos, un poco improvisado e hijo del corazón que aún le queda por este camino. El paso para sortear la defensa de Barella recuerda al Nicolò que era, la inserción de Brozovic por detrás de Ilkhan es como un ladrón de área. Esa bola rodante no soluciona los problemas en lo más mínimo, pero da alivio. Toro, en cambio, hará un campeonato de alto nivel, San Siro es testigo.
10 de septiembre de 2022 (cambio 10 de septiembre de 2022 | 20:21)
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