Por Sara Orlos Fernandes
Con su licor de cerezas casero y su borscht como el de la abuela, Alina Neumann (30) trae un pedazo de Ucrania a Charlottenburg. En su restaurante “El de las cerezas”, los ucranianos berlineses encuentran su hogar en el plato.
En la pared del restaurante de la Wielandstrasse cuelga un mapa de Ucrania en el que muchos comensales han marcado su ciudad natal. En el mostrador, en un gran recipiente de cristal, se encuentra el popular licor de cereza que da nombre al restaurante.
“A menudo el licor de cereza lo hacíamos nosotros mismos en la familia. Mi marido lo hace para nuestro restaurante. Tiene una buena acogida y es nuestra marca registrada”, afirma Alina Neumann.
El éxito de ventas es el borscht, el plato nacional ucraniano. Una sopa de remolacha con frijoles, patatas y col blanca. También hay algunos ingredientes secretos.
La morcilla y el cerdo caseros se preparan según la receta de su bisabuela, al igual que los rollitos de ajo “Pampuschki”.
Alina trabajó anteriormente en la industria hotelera. Pero con la guerra y la huida de sus compatriotas, tomó una decisión: los ucranianos de Berlín necesitaban un hogar. “Mi principal objetivo era hacer que la gente se sintiera como en casa. Creo que lo hice y estoy un poco orgullosa de ello”, dice. El 70 por ciento de sus invitados proceden de Ucrania. La mayoría de los empleados también huyeron de la guerra.
La fundadora del restaurante llegó a Berlín cuando tenía diez años. Aunque no vivió la guerra, está omnipresente en la vida cotidiana. Su padre y su primo luchan en el frente.
“Hace dos años que no veo a mi papá”, dice. Espera poder pronto sentarse con él en una de las mesas de su restaurante y disfrutar juntos de las delicias ucranianas.
El de las cerezas, Wielandstraße 38, 10629 Charlottenburg, de martes a jueves de 14 a 23 horas (miércoles cerrado)