Pedro Clariman, de 26 años, tomó una siesta en el automóvil el domingo pasado mientras su padrastro lo llevaba a él y a otros siete miembros de la familia a casa después de un funeral en la ciudad neozelandesa de Christchurch. Sin embargo, cuando el joven despertó, resultó que su peor pesadilla se había hecho realidad. La camioneta había chocado de frente con un tráiler y en un instante Pedro había perdido hasta siete miembros de su familia, incluida su hija de 10 meses.
ttn-es-3