Un economista activista es el candidato a primer ministro de la izquierda francesa


¿Será el economista y diplomático Laurence Tubiana, actor estrella de las negociaciones sobre el acuerdo climático de París en 2015? Jean-Luc Mélenchon, ¿el crítico de la izquierda radical de la UE? ¿O la veterana política Huguette Belo, presidenta de la isla Reunión en el Océano Índico y ex política comunista? Durante dos semanas y media, los nombres de posibles candidatos de izquierda a primer ministro circularon entre los franceses.

Los socialistas, los comunistas, los verdes y la izquierda radical La Francia Insumisa (LFI), el cuarteto unido apresuradamente en la alianza de izquierda Nouveau Front Popculaire cuando el presidente Macron anunció inesperadamente elecciones parlamentarias el mes pasado, no pudieron ponerse de acuerdo. La alianza francesa de izquierdas casi parecía rota. Y entonces, de forma completamente inesperada, el NFP dio con un nombre el martes por la noche: Lucie Castets, economista, directora de finanzas del municipio de París y, para el público en general, completamente desconocida.

Castets, de 37 años, es una sorpresa para el público francés. Estudió en la misma prestigiosa universidad que Macron y muchos otros políticos, la École national d’administration, con sede en Estrasburgo. Pero ahí es donde terminan las similitudes. La candidata a primera ministra es una activista apasionada que ha pasado gran parte de su vida luchando contra los recortes en los servicios públicos. Una elección simbólica, ya que el actual mal estado de los servicios públicos se considera un caldo de cultivo para voces de derecha radical.

En una entrevista con la AFP, Castets se define como un “candidato honesto y creíble”. Su prioridad es revertir el aumento de la edad de jubilación, la medida contra la cual cientos de miles de franceses enojados salieron a las calles en protesta el año pasado. Castets también quiere luchar contra el fraude fiscal y los delitos financieros.

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Deudas enormes

Desde el año pasado, el economista es codirector de los presupuestos de la capital en el Ayuntamiento de París, que nunca ha estado tan endeudada como ahora; poco más de 8 mil millones de euros en 2023. En parte por esto, Sébastien Chenu, vicepresidente de la derecha radical Asamblea Nacional, calificó su nominación como una “broma de mal gusto”. En X, Chenu publicó una propuesta para su eslogan: “Arruiné París, puedo hacerlo también por Francia”.

Hay pocas posibilidades de que Castets llegue a ser primer ministro. Aunque es costumbre que el presidente elija un primer ministro del partido más grande, esto no es obligatorio. En su primera entrevista desde las elecciones –una hora después de que se anunciara la elección de Castets– Macron respondió con frialdad. “Ya no se trata de un nombre” él dijo. “La pregunta es qué tipo de mayoría puede surgir en el parlamento”. Descartó nombrar un primer ministro (y por tanto un gobierno) antes del final de los Juegos Olímpicos.

El bloque izquierdo era no hablar sobre su seca respuesta. “Si se convocan elecciones a riesgo de provocar el caos, también se deben respetar los resultados”, afirmó Olivier Faure, jefe del Partido Socialista. La política verde Marine Tondelier cree que “Emmanuel Macron ya no debería negar la situación que ha surgido. Ganamos, tenemos un programa, tenemos un primer ministro”.






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