UN ADOLESCENTE se desplomó y murió por comer bayas mientras caminaba con su papá.
Benn Curran-Nicholls, de 14 años, fue envenenado por las hojas y frutos de un tejo.
El escolar, que padecía un autismo grave, fue encontrado esa noche desplomado en su casa y con los ojos en blanco.
A pesar de horas de tratamiento en el hospital, murió de insuficiencia cardíaca.
Su muerte ha provocado una advertencia de un forense sobre los peligros de las bayas de tejo.
Andrew Bridgman dijo: “Las bayas y similares podrían resultar atractivas para los niños pequeños que no reconocerían los peligros y riesgos”.
Benn acababa de mudarse de Australia a Manchester cuando realizó su caminata diaria en Fletcher Moss Park, Didsbury, el 18 de septiembre del año pasado.
Le encantaba trepar a los árboles, pero su padre no era consciente del peligro que representaban los tejos y no había señales de advertencia.
Las pruebas de toxicología confirmaron que la causa de su muerte fue una intoxicación por tejo.
Después de la tragedia, los funcionarios de salud y del consejo discutieron la posibilidad de colocar carteles en el parque, pero temieron que esto pudiera llevar a personas suicidas a comer bayas de tejo.
Pero en su fallo, Bridgman instó a repensar la cuestión.
El forense dijo: “La decisión no fue reflexionada adecuada y completamente”.