Una pareja holandesa tiene un «mal presentimiento» después de su fin de semana en Wimereux, en el norte de Francia. El sábado por la noche los despertaron bruscamente el ruido en la terraza de su habitación de hotel. Pensando que eran «invitados borrachos», se pusieron tapones para los oídos y continuaron durmiendo. «El domingo por la mañana descubrimos que se trataba de inmigrantes que venían del mar helado», explica a este sitio Bonnie Dubois, de 53 años, desde Haarlem.
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