La turista viajó el sábado por la mañana en autobús desde Innsbruck hasta la estación de esquí de Kühtai con su pareja (26) y su amigo (32). Según la policía tirolesa, querían subir al Gaiskogel, una montaña de nada menos que 2.820 metros de altura. El trío de amigos logró llegar a la cima, pero la dura nieve dificultó el descenso alpino. El nivel de alerta de aludes era moderado en ese momento.
Cuando el viento empujó uno de los esquís de la alemana hacia el empinado flanco oriental, su compañero decidió recogerlo. Pero luego quedó atrapado en una avalancha y fue arrastrado de 20 a 30 metros. Al final pudo salvarse.
Un amigo de la pareja fue tras ellos para ayudar cuando vio a la mujer de 28 años atrapada en otra avalancha. A pesar de las inmediatas medidas de rescate tras el accidente, la joven murió en el acto. Su pareja y su amigo resultaron ilesos y luego fueron trasladados en un helicóptero de emergencia.
No es la primera vez que los esquiadores se meten en problemas. En una situación similar se encontró un esquiador de travesía austriaco de 54 años, que también quedó atrapado en una avalancha en la región. Murió tras ser arrastrado unos 400 metros por un terreno rocoso y enterrado bajo la nieve.