Una mejor forma de trazabilidad para los consumidores; Fondo de Aceleración de la Reutilización de Ropa; objetivos de reciclaje ‘ambiciosos’; un bono financiero para productos ‘sostenibles’ – una reforma del sector textil que algunos expertos consideran una ‘verdadera revolución’ entró en vigor en Francia el 1 de enero.
Una de las industrias más contaminantes del planeta, la industria textil trae al mercado francés 600.000 toneladas de ropa cada año, el 96 por ciento de las cuales son importadas, según Eric Boël, presidente del comité de desarrollo sostenible del sindicato de la industria textil.
Un volumen que crece exponencialmente ya que Francia “consume de media un 60 % más de ropa que hace 15 años”, según el Gobierno. La ley contra los residuos y para una economía circular (“Loi Agec”) prevé una reforma del sector textil, basada en particular en los mil millones de euros en contribuciones de sostenibilidad de las empresas de fabricación, importación y comercialización que estarán disponibles en 2023-2028 de acuerdo con el principio de quien contamina paga debe.
Identificación de procesos y materiales de fabricación.
Entre las medidas está que a partir del 1 de enero las empresas que fabrican e importan prendas de vestir deberán declarar los países donde se realizan los principales procesos de fabricación (tejido, teñido, estampado y confección). Además, se deben etiquetar los materiales reciclados, las sustancias peligrosas, los microplásticos y la reciclabilidad.
Estas características pueden indicarse en la etiqueta o estar disponibles, por ejemplo, en los sitios web de las empresas. El reglamento entró en vigor a principios de mes y es vinculante para las empresas con una facturación de al menos 50 millones de euros, antes de ampliarse gradualmente durante los próximos dos años hasta el umbral de facturación de 10 millones de euros.
En paralelo a lo previsto en la ley Agec, el gobierno pretende proponer el etiquetado ambiental a nivel nacional a finales de 2023. Esto podría ser una puntuación ecológica en la línea de lo que ya se aplica a los alimentos.
Campos de algodón en los armarios
La reforma también prevé que 100 millones de euros beneficiarán a organizaciones como Emmaüs que promueven la reutilización y segunda vida de ropa y calzado. La organización está “entusiasmada con las ambiciones” del gobierno, dijo a la AFP la directora general adjunta, Valérie Fayard. Sin embargo, es “posible que (el fondo) no sea suficiente”, advirtió el directivo.
Actualmente, solo es posible “recoger el 35 por ciento de la ropa en Francia”, se quejó el Ministère de la Transition Écologique, responsable de la transición hacia una industria textil más sostenible. Por lo tanto, uno de los objetivos de la reforma es alcanzar el 60 por ciento para 2028. Un objetivo “ambicioso” para Valérie Fayard, quien enfatiza la necesidad de combinar la recolección y la clasificación.
“La capacidad de clasificación es inferior a la capacidad de recogida”, con 50.000 toneladas que no se clasifican en Francia cada año por falta de fondos, coincide Pierre Duponchel, presidente de la red empresarial Le Relais. El Ministerio de Transición Ecológica también espera mejorar la red de reciclaje de textiles usados.
“No tenemos un campo de algodón en nuestro país, esos campos están en nuestros armarios”, dice Eric Boël, para ilustrar el potencial del material utilizable que podría reprocesarse para evitar las importaciones.
Las capacidades industriales en Francia para el reciclaje textil permitirán absorber 4.000 toneladas en 2023, pero el objetivo es “llegar a 10 a 15.000 toneladas en los próximos tres años”, pone el directivo.
Bonificaciones para fabricantes de “productos más sostenibles y reciclados”
También se está tramitando un fondo de 150 millones EUR para reparaciones a tanto alzado de ropa y calzado. Las primeras propuestas concretas seguirán en abril, aseguró el ministerio a la AFP. Finalmente, los fabricantes de “productos más sustentables y reciclados” se beneficiarán de bonos financieros, dijo el gobierno.
Se prevé una prima de 1.000 euros por tonelada de ropa, una cifra “significativa” según Eric Boël, que calificó la reforma como una “verdadera revolución”.
Pero para Valérie Fayard “el problema es la moda rápida” y “por el momento no tenemos mucho para contrarrestar eso”.
“Realmente estamos lidiando con una regulación nacional aquí (…) que también está restringida por el cumplimiento de las normas de los municipios”, dijo el ministerio en una conferencia de prensa a fines de noviembre.
La imposición de una sanción económica a los infractores ambientales, demanda de numerosas asociaciones, “está siendo negociada actualmente con el gobierno”, aseguró Valérie Fayard. (AFP)
Este artículo fue publicado de manera similar en FashionUnited.fr. Traducción y edición: Barbara Russ