La federación del sector destaca que la colocación oportuna de neumáticos de invierno, en combinación con un estilo de conducción adaptado, puede suponer una enorme mejora en el ámbito de la seguridad vial. “Los neumáticos de su automóvil son el único contacto con la superficie de la carretera y marcan la diferencia entre una conducción segura y menos segura”, dice Filip Rylant de Traxio.
“Los neumáticos de verano pierden gran parte de su eficacia en cuanto la temperatura desciende por debajo de los 7 grados centígrados. Los neumáticos de invierno, por otro lado, tienen un compuesto de caucho diferente que les permite permanecer flexibles a temperaturas más bajas. También tienen un perfil diferente: los bloques de la banda de rodadura tienen muchas más entalladuras, que, por así decirlo, «rompen» la película de agua en la carretera, dando una mayor tracción a un neumático de invierno. Este ‘efecto de garra’ proporciona un mejor agarre en la superficie resbaladiza de la carretera en condiciones invernales”, dice Rylant.
A bajas temperaturas, un neumático de invierno garantiza un mejor agarre y eso se traduce en una distancia de frenado significativamente más corta en una carretera nevada o helada. Por ejemplo, la distancia de frenado en una carretera nevada a una velocidad de 50 kilómetros por hora es de 50 metros con un neumático de verano y de 23 metros con un neumático de invierno. Los neumáticos de invierno no son obligatorios en Bélgica.