Las mujeres con hijos pagan un precio en el mundo del trabajo y son penalizadas especialmente las del Sur y las menos educadas. Así lo demuestran los datos de Istat que indican una brecha entre la tasa de empleo de las mujeres sin hijos y las que tienen hijos. Mientras tanto, en el frente gubernamental, tal y como ha anunciado la ministra de Igualdad de Oportunidades, Elena Bonetti, está en marcha una convocatoria de 50 millones de euros “para apoyar a las empresas en acciones de apoyo a la paternidad y el trabajo de las mujeres de nuestro país”.
Fuerte brecha en el Sur
El peso de la maternidad en el trabajo se siente sobre todo si los hijos, como se desprende del informe Istat, están en edad preescolar. En 2021, las mujeres de entre 25 y 49 años están empleadas en el 73,9% de los casos si no tienen hijos mientras que están empleadas en el 53,9% si tienen al menos un hijo menor de 6 años. La relación entre sus tasas de ocupación, multiplicada por 100, es igual a 73, ligeramente inferior a la de 2020. La peor situación se encuentra en el Sur, donde solo trabaja el 35,3% de las mujeres con hijos pequeños, casi la mitad en comparación con el Centro (62,7 %) y el Norte (64,3%). La brecha entre mujeres con hijos en edad preescolar y sin hijos disminuye con el aumento del nivel educativo: el valor de la razón llega a casi 93 (frente a 2020) si la mujer tiene al menos un título, baja a 70,9 si la titulación es secundaria superior y desciende a 48,7 para mujeres con como máximo el certificado de educación media.
Por debajo de la media de la UE
Italia, según una revisión de los datos de Eurostat realizada por Pwc, está por debajo de la media europea. También en 2021, considerando esta vez las mujeres mayores de 18 años que tienen al menos un hijo en la familia, las que trabajan son el 68,3%, cifra por debajo de la media de la eurozona que es del 71,6%.
La eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres de todas las edades es también uno de los objetivos, el quinto, de la Agenda 2030.
«El gobierno de Draghi -recuerda Bonetti- identificó de inmediato el aumento del empleo femenino y el apoyo a las madres trabajadoras como uno de los objetivos prioritarios a alcanzar para hacer crecer a todo el país. Con la reforma de la Ley de Familia, que es una ley estatal, y gracias también al PNR, estamos implementando acciones concretas y específicas: el subsidio único y universal más para los hogares donde trabajan ambos padres, servicios educativos y guarderías, incentivos a las empresas para impulsar políticas y asistenciales de apoyo a la crianza y al trabajo femenino, inversiones en el emprendimiento femenino, reforma de la licencia parental, apoyo económico a la reincorporación laboral de la mujer desde la maternidad como ya lo hemos previsto en la ley de presupuesto con la descontribución”.
Medidas cuyos efectos se medirán en unos años para entender si han tenido un impacto concreto en el empleo de las madres y quizás también en los datos de natalidad en Italia.