Parada 10 años, la francesa, parada por una lesión cuando dominaba a los 15, reaparece con tres años y recupera su tapadera tras eliminar a Pliskova. París se centra en la nueva mascota de la casa
Un criminólogo cedido al tenis. O viceversa. En los muchos descensos y subidas audaces en la vida y la carrera de Léolia Jeanjean, nada se da por sentado. Bien lo sabe el Equipe, que, dando perfectamente en el clavo (y quizás también en el karma) de la situación, esta mañana en primera plana, justo encima de una foto gigante de Karim Benzema, le dedicaba un espacio a Léolia, “una belle vague bleue”, una hermosa ola azul, después de que ayer asombrara al mundo del tenis al vencer a la número ocho del mundo Karolina Pliskova con un perentorio y doble 6-2. Para los que conocen los franceses, saben que para ellos el término “vago” es algo mágico, místico, que no se usa por casualidad, especialmente en las artes. De Godard a Truffaut para ellos es algo fresco, nuevo, que barre con lo rancio, lo viejo a lo que todo el mundo se estaba acostumbrando.