«Tener sexo por primera vez no cambia quién eres como persona. Fuentes religiosas de abstinencia exclusiva me habían enseñado que una vez que tenías sexo (fuera del matrimonio), toda tu personalidad cambiaría. volví obsesionada con el sexo, rebelde, agresiva, audaz, egoísta y cruel. Pero, después de la primera vez que tuve relaciones sexuales (fuera del matrimonio), seguía siendo solo… yo. Todavía tranquila, reflexiva, cariñosa, nerd, socialmente torpe, y un complaciente de la gente».