“The Boatman’s Call” de Nick Cave y The Bad Seeds: Ven a mis brazos


El burro había visto al ángel, pero el ángel no era más que la figura de piedra de la iglesia a la que acudió Nick Cave la mañana de Pentecostés.

“Y desearía ser de piedra/ Para no tener que ver/ Una belleza imposible de definir”, canta en “Brompton Oratory” sobre “The Boatman’s Call” y por supuesto significa la belleza de una mujer.

Como un protagonista de Büchner, el yo lírico se tambalea en este disco entre la creencia y la duda, la observación de la naturaleza, la reflexión sobre el amor, el desamor y cómo todo está conectado.

Las ubicaciones son similares a las de Murder Ballads, pero esta vez Cave suena como si fuera seguro acercarse. La falacia obvia: un registro denominacional en el que cuestiona sus propias imágenes poéticas de hojas que caen y sangre que gotea. Nuevamente, una pose, por supuesto, pero Boatman es más fácil de amar.



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