Taxis, licencias demasiado caras en comparación con los ingresos: «Taxímetro y recibos escapan a las autoridades fiscales»


Por un lado está el coste de las licencias. Muy caro en el mercado libre, con picos que pueden llegar incluso a los 300-350 mil euros. Por otro lado, están los ingresos declarados al fisco que, según la última encuesta del MEF de 2022, rondaron en promedio 15.400€. Por supuesto, además de esto hay que considerar las declaraciones con Isa 8 en adelante (la que da derecho a beneficios fiscales) que pueden ser mucho más virtuosas. Pero de todos modos, no hay forma de escapar de la escuela secundaria. Y diseñan la escalera que separa las ganancias de los costes que tiene que soportar un taxi.

«Son cifras ridículas, completamente inventadas y en gran medida subestimadas», explica Roberto Mantovani, alias Red Sox, el taxista boloñés famoso por sus informes en Twitter con declaraciones de ingresos. Mantovani hizo aún más, tras ser expulsado de la cooperativa donde trabajaba. Escribió un libro recién publicado (“Night Taxi Driver”, Garzanti) que denuncia el sistema de lobby de los coches blancos. «Probé que las cifras no son estas y las publiqué en Twitter – dice – tengo todas las cartas, puedo probar lo que digo».

¿Pero de qué sumas estamos hablando?

«Acabé ganando unos 450 euros al día durante todo un año – afirma -. Y en 2023 recaudé 83 mil euros, pero podría haber ganado aún más.» Según los Medias Rojas no es una cuestión de picos, el tema es otro. «No importa cuánto puedas ganar, puedes trabajar muchas horas y traer más ingresos a casa, la cuestión es el nivel mínimo que los taxistas tienen la posibilidad de declarar – afirma -. Podemos informar lo que queramos a las autoridades fiscales».

Es un sistema que incluso para el economista del transporte Andrea Giuricin «es sorprendente». Se cita el caso de Florencia, cuando en 2017 el Ayuntamiento prohibió 70 licencias por un precio de 175 mil euros. «¿Cómo puede un taxista florentino que gana 20.000 euros brutos al año gastar esa cantidad en el permiso?», se pregunta Giuricin. «Pero hay otra enorme contradicción – añade -. Y ocurre cuando los Ayuntamientos convocan un concurso de licencias, como ocurrió en Bolonia, y hay una protesta del sector por considerar que el precio es demasiado bajo. Es difícil entender por qué, dado el nivel de sus ingresos». Esto también ocurre en el caso de Roma, según Giuricin, «donde una licencia municipal cuesta 93.000 euros: supongamos que consigues ahorrar 100 euros, ¿cuánto tardas en amortizarlos? ¿80 años?

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La palabra clave es “negro”

Para Mantovani no existen herramientas de control adecuadas. Y lo explica así: «El taxímetro no tiene valor fiscal, cuando lo ponga a cero nadie sabrá nunca cuántos kilómetros he recorrido con él ni a qué tarifa. Ni siquiera hablemos de nuestros recibos: ni siquiera éstos son fiscales, ni siquiera están numerados, son simples papeles usados ​​invisibles para las autoridades fiscales.» Entonces, ¿qué queda? «Los Isa – afirma Mantovani – pero están calibrados a la baja, con un rendimiento de 1,00 -1,30 euros por kilómetro recorrido y declarado en función del consumo de combustible que figura en la factura. Pero sabemos bien que es posible pagar el combustible extra en efectivo, sin factura y escapar así a los controles».



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