Corre, corre y corre un poco más. Tavi, de nueve años, está en plena formación. A partir del 21 de julio correrá 5 kilómetros todos los días hasta llegar a los 100 kilómetros. Lo hace para recaudar fondos para la Stichting Assistentiehond-Gelderland.
“Mi padre solía pasar por cosas muy malas y eso le provocó TEPT”, dice Tavi. Tal perro de asistencia puede ser muy útil. “Papá tuvo algún tipo de convulsión el otro día. Y luego el perro distrae a papá, por lo que tiene que pensar en ella y prestarle atención. Y luego mejora”.
El dinero que recauda Tavi está destinado a las personas que necesitan un perro de servicio, pero no se les reembolsa. Y esos 100 kilómetros no caen de la nada. El entrenamiento de un perro de asistencia dura 100 semanas.