“Es una pena que el VRT, que trabaja con dinero del gobierno, no nos haya involucrado de alguna manera en el programa. A nosotros, que llevamos trece años trabajando en esto, también nos quita el sueño”, afirma Bonny. El obispo fue nombrado en 2009. Un año después, la ‘Operación Cáliz’ causó revuelo en la iglesia. “Todos esos hechos datan de antes de mi época. En realidad, no me hice sacerdote para tener que limpiar esto. Pero bueno, asumimos la responsabilidad y lo hacemos”.
Con su crítica al programa, Bonny afirma que quiere evitar que “todo quede agrupado”. Según Bonny, las víctimas “han estado hablando en todo tipo de formas y grados durante años. La iglesia también trata de escuchar”.
“Fue necesario mucho esfuerzo por parte de los responsables para hacer una distinción. En aquel momento se confundió todo: lo que estaba caducado y lo que no”, afirma Bonny. “La distinción entre escucha a las víctimas y los expedientes judiciales, y entre emociones y abordaje responsable. Tuvimos que separar eso cuidadosamente”.
Creer
Bonny dice que ha “pensado todos los días” en el sufrimiento de las víctimas durante los últimos trece años. “Junto con muchos en la iglesia. Otros en la iglesia también están trabajando en ello día tras día”. Por tanto, el obispo quiere defender “aquellos que han aceptado el desafío”.
El obispo dice que no ha dudado de su fe. “Pero sobre la iglesia y su forma de trabajar. Mi generación de religiosos tiene que limpiar algo aquí y recibimos poca gratitud por eso. Ya venga de Roma, de los medios de comunicación o de la opinión pública: nadie nos lo agradece. Eso obviamente duele. No hacemos esta tarea en la iglesia para causar una gran impresión o para sacar provecho de ella”.