«¿Cómo estuvo tu examen?». «Bueno, sí, pasó». A menudo comienza casualmente, con una mentira que sirve para aliviar la tensión en la familia. Pero luego sigue otro, y luego otro. Hasta el grado que no está. Hasta que aparece la espiral de mentiras sin escapatoria. No se trata de un thriller sino de la vida de muchos universitarios italianos, según una investigación de Skuola.net. Las posibles soluciones al grave malestar psicológico de los estudiantes en un proyecto de ley, presentado hoy en el Pleno