“Szechuan”, respondió Tanja. Pensé que ella estornudó

Nico Dijkshoorn, inventor de la cocina Holle Frasen, se muestra humilde en la cocina estos días.

Pensé que podía cocinar bastante bien. Deberías haberme visto ocupado. Levantando tapas, precalentando platos, de vez en cuando (cuando notaba que uno de mis hijos miraba) agitando una sartén muy violentamente. Las cosas forzadas habituales, años y años antes de que Jamie Oliver entrara en su cocina en una scooter y exprimiera catorce limones. Podrías llamarme el inventor de la Cocina de Frases Huecas. Mucho alboroto, muchos gritos, vigilando tres sartenes al mismo tiempo, mirando la carne y maldiciendo muy fuerte. Y luego, exhaustos, pusimos los platos sobre la mesa con algo encima que en la mayoría de los casos no era comestible.

Me salí con la mía durante años, hasta que conocí a mi actual novia, Tanja, después de mi divorcio. Cocinaría para ella y por supuesto volví a probar mi técnica de cocina con tierra arrasada. Mucho correr, abrir y cerrar la puerta del horno sesenta veces, etcétera. Eso duró diez minutos y luego Tanja no pudo soportarlo más. Se paró a mi lado, me quitó el paño de cocina del hombro, me puso en una silla que daba a la cocina y entonces vi algo que inmediatamente me atrasó quince años en cuanto a cocina se refiere. Tanja sabía cocinar. Cocinar de verdad, no fingir. Parecía tener una conexión con las verduras y la carne. A veces tomaba un sorbo de vino blanco y me miraba un momento. La mirada de un conquistador. Enrollaba carne en tocino y usaba algo que luego le expliqué como un pelador polaco. La vi usar la batidora de mano e inmediatamente vi que había estado haciendo puré durante años en la taza equivocada cosas que se suponía que no se debían hacer puré en absoluto.

Luego se volvió mágico. Tanja espolvoreó algunos granos de pimienta en una sartén hirviendo e inmediatamente toda la casa empezó a oler mal. Pregunté desde la habitación: «¿Qué es esto?» “Szechuan”, respondió sin levantar la vista. Pensé que estornudó. Después de asar vi a Tanja continuar con un mortero que yo nunca había usado.

Una hora y media después nos sentamos a cenar. Su comida era abrumadoramente deliciosa. Todo estuvo bien. El lomo de cerdo que quería servirle habría sido una bofetada. Después de eso nada cambió. Tanja cocina y bebe y yo intento subordinarme al plato con la mayor humildad posible. Coloco los manteles individuales muy bien uno al lado del otro sobre la mesa.

Nico Dijkshoorn (63) vive con Tanja, tiene dos hijos de una relación anterior y una visión del mundo única.



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