“OHonorables Jueces, renuncio a cualquier pretensión de originalidad para cerrar esta acusación. Quiero usar una frase que no me pertenece, porque ya es de todo el pueblo. Honorables jueces: “¡Nunca más!”. ¡Nunca más!”. Así concluye su discurso ricardo darin -como dijo el fiscal Julio César Strassera- en AArgentina, 1985. Un final que se lleva los aplausos (no es casualidad que se lo haya ganado la ovación más convencida en la Mostra de Venecia), hace latir más rápido el corazón en esta época de pasiones tristes y, sobre todo, hace temblar la sensación de impotencia: con compromiso aparentemente se puede triunfar en las empresas imposible. David puede vencer a Goliat.
Un proceso histórico
Sin spoilers, por supuesto: La película de Santiago Mitre (del 21 de octubre en Prime Video) reconstruye el Jugo a las Juntasel histórico juicio de 1985 (de hecho): terminó con cadena perpetua para el general Videla y la condena de cuatro de sus cómplices en la dictadura que entre 1976 y 1983 había ensangrentado a la Argentina (2300 asesinatos políticos, 30 mil opositores “desaparecidos”, desaparecido).
“En ese momento, solo 16 meses después del regreso de la democracia, nadie esperaba el resultado. La tarea era difícil: demostrar la responsabilidad de los jefes militares en las torturas y crímenes perpetrados por subalternos. Era necesario probar que respondían a un plan sistemático de aniquilamiento” explica – vía Zoom – Darín. “El latinoamericano Al Pacino” (copyright Quentin Tarantino) sabe de lo que habla: vivió ese terrible momento. Hijo de dos actores de teatro -debutó en los escenarios a los 10 años-, en ese momento ya era una estrella de la televisión: el éxito cinematográfico vendría después, culminando en 2009 con la película ganadora del Oscar El secreto de sus ojos..
“La dictadura fue un tajo, una herida que no cicatriza por mucho que lo intentemos. Detrás hay demasiado dolor, demasiadas vidas perdidas, demasiada barbarie, demasiada opresión que tardó en salir a la luz: no olvidemos que el terrorismo de Estado bloqueó la comunicación, la información no circuló… Esas atrocidades cambiaron a todos para siempre: varios tuvieron que escapar, varios fracasaron y se quedaron, y resultó ser incluso más difícil que escapar. Pero también fue difícil atravesar el período anterior, en el que se crearon las condiciones para el auge de los totalitarismos».
“Me golpea en el estómago”
Un riesgo que sigue vigente.
Para ello es necesario ser conscientes de que la democracia se nutre y nutre cada día con el aporte de cada uno de nosotros: la condición de “normalidad” puede terminar. Basta dar una mirada de 360 grados a lo que sucede en el mundo para descubrir cuán importante puede ser el impacto de historias que hablan de justicia, dignidad, verdad, memoria. Las nuevas generaciones necesitan saber, necesitan ejemplos. No tenemos que tirar la toalla.
Pero, ¿tiene el artista una responsabilidad social o debe ser absolutamente libre?
En principio, el arte debe ser el reino de la libertad. En algunos casos, tiene la suerte de convertirse en un “vehículo social”: Ayuda a hacer trabajar la cabeza y calentar los corazones. Soy muy aficionado al cine pensado como mero entretenimiento, pero cuando tienes la oportunidad de interceptar un tema político, cumple una doble función. Los actores sentimos que hay algo más en nuestra profesión y eso nos da una sensación de plenitud.
Ricardo Darín, héroe a pesar de sí mismo
¿En base a qué eliges los roles?
No tengo un criterio inamovible. Si la historia me conmueve, me estremece, me atraviesa (se pone las manos en el pecho)si me pega en el estómago, ya me estoy empezando a interesar.
¿Qué “pasaste” sobre el personaje de Strassera?
La historia de su dimensión humana (la relación con su mujer, con sus dos hijos, la ironía) y el arco de su evolución. La evolución de un hombre normal que se convirtió en héroe a pesar de sí mismo. Al principio tiene una baja autoestima, que sin embargo se fortalece durante las audiencias también gracias al intercambio con el colega más joven, Luis Moreno Ocampo (el actor Peter Lanzani, educar) y su equipo de jóvenes entusiastas.
“Soy de Véneto y sirio-libanés “
El fiscal se guía por un sentido del deber, no por vanidad. ¿Se parece a ella?
¡Todos los actores tienen mucha vanidad! Ojala (“Tal vez” en español, educar) ¡Yo no era vanidoso! Ojala ¡No estaba orgulloso! Ojala Podría ser tan humilde como quisiera… No es así. Hay algo intrínseco a la condición humana que te lleva a luchar continuamente contra el Ego, el mayor enemigo.
¿Alguna vez has tenido la tentación de ir a Hollywood?
No tengo la tentación de ir a ninguna parte. Hollywood, entonces, es una abstracción, un no-lugar. No es que llegas a una dirección y el señor “Pepe Hollywood” te está esperando (risas). ¡Nooo, es el limbo! Por supuesto, no tengo el más mínimo problema con el cine estadounidense, al contrario, le estoy agradecido: he visto películas gloriosas toda mi vida. Lo que me “mueve” son los guiones, las ideas, la invitación a participar en un proyecto, venga de donde venga. He trabajado en España, en Francia, en otros países. La idea (alimentada durante muchos años) de que la cima, la cima está representada por Hollywood, no me quita el sueño. Hay otros picos posibles, más cercanos y mejores. Durante mucho tiempo se nos ha hecho creer que para tener éxito, para tener éxito debes mudarte a Los Ángeles.
¿Qué significa para ti ser argentino?
(se encoge de hombros) Argentina es una mezcla de aportes de distintas latitudes del planeta. Mantuvo las puertas abiertas en el siglo XIX, durante la Primera Guerra Mundial, durante la Segunda para aquellos seres humanos que en el mundo tienen que escapar o están en busca de una vida mejor. Esto nos ha convertido en un crisol: yo mismo soy por un lado veneciano, por el otro sirio-libanés. Las diversas inmigraciones -italiana, española, árabe, judía- han formado la identidad de este país. Me siento profundamente argentino -y orgulloso de ello- porque tengo los brazos abiertos. Lo que no soy, en cambio, es hipernacionalista: me aterran los hipernacionalistas, muchas veces han sentado las bases de la barbarie.
“La importancia de ser bueno”
¿Tiene un lema que lo acompaña?
Sí: aprende todos los días. Vivir es aprender. Cuando uno cree que sabe algo, se está equivocando. Me gusta observar a los muchachos, los que no imaginan cómo serán en el futuro. Justo hoy leí -soy un fanático del tenis, juego mucho- una entrevista a Roger Federer, sin duda uno de los mejores tenistas de la historia, tras su retiro. Al periodista que destacó su excelencia como deportista, le respondió: “Es muy bueno ser importante, pero es más importante ser bueno”. A mí, como a él, me gusta creer que soy una buena persona. Por cierto… ¿Puedo aprovechar la oportunidad?
De nada.
Quisiera saludar a la rama de mi familia que está en Laggio di Cadore, en Veneto. Habrían venido a buscarme a Venecia, pero tenía una agenda demasiado complicada y no estaba seguro de tener el espacio para verlos, no quería que viajaran vacíos. Aquí, ahora lamento no haber cortado algo de tiempo.
iO Donna © REPRODUCCIÓN RESERVADA