Le tuvieron que amputar la nariz a causa del cáncer. Tanto física como mentalmente, Yvonne Kreft de Hellevoetsluis sufrió un golpe gigantesco. Pero aún no era el golpe final. Lo consiguió a bordo de un avión, justo al comienzo del viaje onírico que debía hacerle olvidar el mayor de los sufrimientos. “Es inhumano el modo en que me han tratado”.
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