Sri Lanka: la amenaza del impago de la deuda pone a prueba el collar de perlas


Sri Lanka dice que pagar su deuda soberana se ha vuelto “imposible”. Los inversores internacionales se están rescatando. Un bono de mil millones de dólares con vencimiento en julio cotiza a 46 centavos por dólar. ¿El FMI y China, un gran acreedor, salvarán el día?

No confíe en una solución. El colapso de Sri Lanka es político, económico, financiero y predecible. El país insular, con una población del tamaño de Florida, es un eslabón de “un collar de perlas” de importancia estratégica para China y EE.UU. También está plagado de corrupción, según Transparencia Internacional. Su economía está hecha jirones después de que la pandemia interrumpiera el turismo y el transporte.

La semana pasada, en medio de apagones y escasez de alimentos, todo el gobierno del presidente Gotabaya Rajapaksa se retiró, excepto su hermano, el primer ministro Mahinda Rajapaksa.

Gobernador del banco central recién nombrado P Nandal Weerasinghe hereda las menguantes reservas de divisas que el mes pasado cayeron por debajo de los 2.000 millones de dólares. La deuda externa, pública y privada, supera los 50.000 millones de dólares. Eso es incómodo cuando la moneda local se ha debilitado incluso más que el rublo este año, a pesar de la duplicación de las tasas de interés de la semana pasada al 14,5 por ciento.

En un momento de escalada de los precios de los alimentos, desencadenada por la guerra en Ucrania, la isla es muy vulnerable: más de la mitad del gasto de los hogares va en la comida.

El FMI tiene dos desafíos. En primer lugar, las limosnas sin reforma estructural simplemente tiran la lata por el camino. Sri Lanka solo ha completado la mitad de sus programas anteriores del FMI. Pero estos son tiempos febriles, poco propicios para aumentar los impuestos para aumentar las arcas del gobierno.

Segundo, Sri Lanka tiene múltiples acreedores externos. China, con alrededor de una quinta parte del total, ocupa un lugar preponderante. Sri Lanka ha pedido ayuda a China para reestructurar sus deudas. Beijing construyó y financió grandes proyectos de infraestructura, incluido el puerto de Hambantota, estratégicamente ubicado.

Sri Lanka no está solo en este sentido. La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, denunciada por los críticos como “diplomacia trampa de la deuda”, ha dejado a una franja de países desde Asia hasta África en una posición similar.

El FMI y China pueden consolarse con esto: un rescate exitoso de Sri Lanka crearía un modelo para rescates en otros lugares.

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