Seis de los siete goles totales llegaron de tiros libres, tiros de esquina y penalti. Hasta ahora, de la acción sólo ha surgido una conclusión
Bola en el cielo, Spezia vuela. Es la síntesis de lo visto en las cinco primeras jornadas de la Serie B, en las que el equipo de Luca D’Angelo dominó con un cabezazo en las zonas contrarias (y, en general, optimizó al máximo las pelotas muertas, siempre fundamentales y más decisivas). en el fútbol actual). Intentemos seguir la pista: el gol de Petko Hristov en Cremona, decisivo para el empate, fue el cuarto gol de cabeza de un total de siete marcados. Más de la mitad. El Spezia ya había marcado dos veces por aire contra el Pisa en el primer partido (Pio Esposito y Bertola), luego en la remontada -otra especialidad de la casa- contra el Cesena en la cuarta jornada (de nuevo con Bertola como defensa goleador). Nada es aleatorio. Porque D’Angelo y su equipo, al encontrarse en manos de un equipo lleno de jugadores altos y estructurados, dedican tiempo y atención durante la semana a cuidar situaciones ofensivas estáticas. De los números, pasamos también a las sensaciones de primera mano: cuando -especialmente al final del partido- Spezia va repetidamente hacia la bandera (o en todo caso para cruzar), la sensación de que el peligro está a la vuelta de la esquina. Surge bajo la piel de las defensas contrarias. Sensación que quita seguridad.
bolas muertas
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Ampliando el análisis estadístico: de los cuatro goles de cabeza, tres llegaron a balón parado. Del citado total de siete goles – que generaron nueve puntos, sin derrotas – seis (85 por ciento) nacieron con el balón en reposo: un penal (Salvatore Esposito contra Frosinone), dos tiros libres, tres tiros libres de córner. La única celebración generada por la acción conmovedora fue precisamente la del menor de la familia Esposito, en la Arena, provocada por Bandinelli. La desventaja, obviamente, es la necesidad de encontrar soluciones para puntuar más fácilmente aprovechando también la maniobra. Mientras tanto, las ideas (y también la precisión) de las bolas muertas representan un tesoro precioso que hay que sacar en caso de necesidad. Bienaventurado el que lo tiene. Y así, con esta riqueza de habilidades altamente especializadas, Spezia llega al esperado derbi de Picco con Carrarese. Entre los muchos temas que recorren veinte kilómetros (o un poco más) de rivalidad, está también el cruce entre dos entrenadores que tienen la misma “pasión”. Antonio Calabro, entrenador del Salento Carrarese, delega en su suplente Peppe Padovano – ex mano derecha de Eziolino Capuano – la preparación obsesiva de los esquemas que fueron decisivos para el salto a la Serie B. Hemos visto muchos de ellos en la última temporada. pero basta recordar un par: en los playoffs, en una jugada de falta predeterminada, llegaron los dos goles de Finotto que dieron paso tanto a la semifinal de vuelta contra el Benevento como a la final contra el Vicenza. Cuando cuenta…
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