Spalletti-Italia, eso sí con reservas: se lo piensa pero no quiere ir contra el Nápoles. Y contigo…

La FIGC ha elegido al técnico campeón de Italia y Gravina no retrocede, pero la cuestión de la cláusula alimenta las dudas de Luciano: la alternativa es Conte

Andrés Elefante

La elección está hecha y en lo que pretende la FIGC, no hay vuelta atrás: Luciano Spalletti, según el presidente Gabriele Gravina, es el nuevo entrenador de la selección, y se lo dijo claramente. Spalletti también quiere la selección, digamos que le gustaría mucho. Pero en las últimas horas le han asaltado dudas que van más allá, o en todo caso son adicionales, a la cuestión jurídica y económica vinculada a la «famosa» cláusula que el presidente del Napoli, Aurelio De Laurentiis, pretende pagar. liberarlo y permitirle aceptar la cesión de entrenador de Italia. Pero son dudas que alimenta precisamente esta historia: porque de ese tira y afloja nació un clima que a Spalletti no le gusta. Posiciones también adoptadas por políticos, rumores rastreros que alimentan las sospechas sobre el hecho de que Napoli podría arriesgarse a vengarse de la FIGC. O que Spalletti pueda tener dificultades para administrar el equipo de Napoli. Spalletti está muy apegado a la ciudad a la que le dio el Scudetto después de 33 años, tiene tatuado en la piel al Napoli: nunca querría estar contra un cuadro que ama. Pero, sobre todo, considera legítimo que un técnico que acepta la carrera de entrenador pueda afrontarla con una amplia aprobación, acompañada de elogios y no de problemas fuera del campo.

El «Plan Contar»

Dudas y tormentos que Spalletti vive con fastidio: absolutamente legítimos, pero Gravina necesita poder dar con certeza el nombre del nuevo técnico, que ocupará el lugar de Roberto Mancini, lo antes posible. Para hoy o a más tardar mañana, Spalletti deberá reflexionar y disolver sus reservas: así se prometieron el presidente y el técnico. El anuncio formal, entonces, sería a principios de la próxima semana, y la FIGC aún cuenta con poder formalizar el acuerdo con el técnico toscano. Que comenzaría a partir del 1 de septiembre y duraría hasta 2026: el plazo «natural» del acuerdo, coincidiendo con el próximo Mundial. De lo contrario, Gravina tendrá que tomar con decisión el camino alternativo: el que lleva a Antonio Conte, que evidentemente sería todo menos una segunda opción, pero al mismo tiempo es una hipótesis más compleja de entrada. El ex entrenador ya dio, y renovó, su disposición a evaluar una posible nueva cesión: ya dirigió a Italia, a diferencia de Spalletti, y la experiencia le ha quedado como su amor por la selección. Sin embargo, la reconexión de ciertos hilos no será necesariamente automática. Gravina ya ha hablado con Spalletti de prácticamente todo y está de acuerdo en todo, aunque no se ha tocado el tema del rol de supervisor de las tres principales selecciones que se había pactado con Mancini. Con Conte, en cambio, aún habría varias cuestiones por abordar. Y el tiempo se acaba, mucho.

La cláusula de obstáculo

Al margen de las dudas que asomaban a Spalletti, queda en un segundo plano la cláusula de obstáculo en el contrato que el técnico tenía con el Napoli (que, siendo «decreciente», el 1 de septiembre ascendería a 2,5 millones de euros) y la rígida posición adoptada -y reafirmada con un declaración del 15 de agosto – de Aurelio De Laurentiis. Y esto también es objeto de reflexiones en estos días. Del técnico, en primer lugar. Quien, en cuanto lo contactamos, se mostró súper motivado ante la propuesta del presidente federal -le impresionó muy favorablemente esta determinación- y de inmediato comenzó a evaluar si, y sobre todo cómo, asumir la carga. de cualquier disputa con De Laurentiis, que se apoyará cuando ya esté sentado en el banquillo azul.

Las opiniones legales

Una cuestión que, incluso antes de ser económica, es sobre todo jurídica: porque se trata de las posibilidades de ganar un posible litigio, o incluso de no tener que afrontarlo. Si fuera inevitable que surgiese la polémica, Spalletti evidentemente contaría con el apoyo de la Federación y sus abogados, en la medida necesaria. Pero el técnico ya cuenta con la asistencia de su hijo Samuele, que mantiene relaciones con los abogados implicados en el asunto y con el fútbol del Napoli. Abogado joven pero ya consolidado, está vinculado al importantísimo bufete de abogados milanés. Socios de Gattai y Minoli, que está preparando un dictamen. Básicamente, hay que sustentar la tesis según la cual la cláusula del contrato de Spalletti es de «no competencia», y por tanto no tiene valor activo en caso de compromiso firmado con la selección. Cita obviamente distinta a la que se toma con un club. Pero sobre todo el supuesto en virtud del cual una cláusula que en la práctica prohíbe no puede ser legítima en su totalidad de trabajo.





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