La agencia S&P confirmó la calificación de la República Italiana en BBB/A-2 con perspectiva positiva. La decisión fue motivada ante el punto de inflexión que podría darse gracias a las reformas -que el gobierno italiano pretende finalizar a finales de junio- de justicia, contratación pública y competencia. S&P cree que estas reformas desbloquearán entradas de fondos Next Generation EU por valor de más del 2% del PIB anual entre 2022 y 2026. La agencia estadounidense ha recortado la estimación de crecimiento de Italia para 2022 al 3,1% desde el 4,4% previsto inicialmente.
La perspectiva positiva, explica, “refleja las amplias reformas favorables al crecimiento que las autoridades italianas están implementando como parte del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia”. Estas reformas -añade- “tienen como objetivo mejorar el entorno empresarial italiano y la eficacia del sistema judicial, reducir la burocracia, aumentar la participación en el trabajo y financiar inversiones en energías renovables. A largo plazo, se espera que las reformas, y su financiación bajo el PNRR, mitiguen los riesgos para la economía italiana derivados del conflicto entre Rusia y Ucrania (según la expectativa básica de S&P de que la situación no escalará hasta que se incluyan miembros de la OTAN) .
Para 2022, el organismo prevé un déficit presupuestario de las Administraciones Públicas igual al 6,3% del PIB, valor estimado asumiendo que las medidas introducidas a finales de 2021 para mitigar el shock energético se mantengan vigentes al menos hasta finales de este año. S&P señala cómo la subida de los precios de la energía ha llevado la inflación en Italia a los niveles más altos de los últimos 30 años, complicando los esfuerzos del BCE por normalizar la política monetaria. Sin embargo, se recuerda, “la alta inflación proporciona algunos beneficios fiscales y está ligada a la proyección de S&P de una fuerte caída de la deuda sobre el PIB este año”.