Algo más de la portada de The Kinks
Foto: Universal. Reservados todos los derechos.
Cuando estalló “British Invasion”, el sencillo todavía era la medida de todo lo pop: dos canciones en 17 cm de cloruro de polivinilo ennegrecido por hollín que podían iniciar y terminar carreras. Como muchos de sus colegas, The Yardbirds, Them, The Zombies, Small Faces y Animals, los Kinks eran principalmente una banda de singles a mediados de los años sesenta, cuyos primeros intentos con los LP fueron bastante mixtos.
La típica mezcla de singles y versiones de viejos éxitos del blues y del rock’n’roll pronto quedó obsoleta; los fans esperaban rigor y originalidad, algo que no todas las bandas eran capaces de ofrecer. Los Kinks aceptaron el desafío y presentaron un álbum útil con “Face To Face” en 1966.
Un año después, sin embargo, el sucesor, “Something Else”, era mucho más maduro y completo: una joya del arte pop británico, poblada por todo tipo de figuras ilustres. En detalle: sobre machos alfa (“David Watts”), melancólicos solitarios (“AfternoonTea”, “End Of The Season”), amas de casa frustradas (“Two Sisters”), parejas enamoradas (“Waterloo Sunset”), filósofos aficionados ( “Lazy Old Sun”) y perdedores acobardados (“Situation Vacant”).
Canciones que cuentan historias. Reunidos en un álbum que con seguridad se puede describir como un audiolibro.