Sin señaleros no hay rumbo, pero cada vez son más difíciles de encontrar: "¿Quién quiere ser regañado por 25 euros y una pistola?”.

En España, los católicos pronto celebrarán su Semana Santa, aquí los aficionados a las carreras ya tienen la Semana Flamenca del Ciclismo: siete días de religión, tradición y fiesta popular en uno, con una misa mayor como colofón, la Vuelta a Flandes. El futuro de esa semana santa, y de todo el ciclismo, pende de un hilo: la raza moribunda del señalero.



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