Sin Gorbachov, Bush y Kohl, el mundo sería diferente hoy

Desde BZ

La imagen muestra a los tres artífices de la reunificación alemana y el mapa político modificado de Europa en el balcón del Ayuntamiento de Berlín. Una contribución de Eberhard Diepgen.

Brillan, ondean y nos recuerdan tiempos en los que empujaron contra mucha resistencia por cambios que parecían impensables hace apenas unos años.

Gorbachov y George Bush llegaron a Berlín el 8 de noviembre de 1999 con motivo del décimo aniversario de la caída del Muro de Berlín y le concedieron al expresidente estadounidense la ciudadanía honoraria de la capital alemana. Kohl y Gorbi ya eran ciudadanos de honor de Berlín.

Fue un encuentro de viejos amigos y compañeros en tiempos emocionantes y convulsos. Por primera vez los conocí a los tres juntos. Sentí una intimidad entre Kohl y el ex presidente ruso. El ex canciller alemán, Gerhard Schröder ahora estaba en el poder, se mostró abierto y amistoso con el invitado ruso, mezclado con comentarios en broma. Gorbi se sintió cómodo y disfrutó del reconocimiento y agradecimiento que no se le mostró en Rusia.

Y no hacía guarida de asesinos cuando hacía comentarios desde el alma.

Durante su discurso en el Bundestag al día siguiente, expresó su asombro por los procesos penales que se estaban llevando a cabo en Alemania contra ex altos funcionarios de Alemania Oriental. George Bush fue más reservado. Me recordó su sobrio análisis que informó mis conversaciones con el vicepresidente y el presidente en la Casa Blanca hace algunos años.

Es gracioso, pero sentí el cosquilleo de las negociaciones de reunificación cuando Bush insistió en la membresía plena de la OTAN para una Alemania unida. Todo salió bien, aunque todavía recordaba en 1999 el temor de un golpe de Estado exitoso contra Gorbi y su cambio de paradigma en la política europea rusa.

Sin Gorbi, sin los tres, el mundo hoy sería diferente. Los tres brillan con satisfacción. Pero pensativo y también algo infeliz, Gorbi se dio cuenta de que su resplandor llegaba principalmente a personas fuera de Rusia. Para nosotros, los berlineses, sin embargo, el ganador del Premio Nobel de la Paz y el resplandor de la glasnost y la perestroika no serán olvidados.



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