El ex primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, el magnate de los medios multimillonario convertido en populista pionero, murió a los 86 años, solo unos meses después de que se revelara que había estado luchando contra la leucemia.
Su muerte marca el final de una controvertida carrera política, durante la cual el magnate transformó la política italiana con su partido Forza Italia, centrado en la personalidad, construido utilizando su fortuna, el marketing moderno y el aparato de su vasto imperio del entretenimiento.
“Él americanizó la política italiana”, dijo Roberto D’Alimonte, profesor de ciencias políticas en la Universidad Luiss en Roma. “Utilizó técnicas de marketing para vender su producto a través de fronteras ideológicas”.
Como el primer ministro de la posguerra de su país con más años de servicio, Berlusconi dirigió Italia durante unos nueve años en períodos intermitentes, que se desarrollaron en medio de investigaciones criminales sobre sus asuntos comerciales y escándalos sexuales.
A pesar de su avanzada edad, múltiples batallas legales y problemas de salud recurrentes, Berlusconi se mantuvo políticamente activo y ambicioso hasta el final de su vida. En enero de 2022, se presentó como candidato a la presidencia de Italia antes de abandonar su candidatura remota.
El verano pasado, unió fuerzas con sus aliados conservadores, Matteo Salvini de la Liga y los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, para desconectar el gobierno de unidad nacional de Mario Draghi, un colapso que llevó a Italia a elecciones anticipadas.
Berlusconi fue expulsado del poder por última vez en el punto álgido de la crisis de la deuda soberana de la eurozona, cuando los mercados y los socios europeos vieron al entonces desacreditado líder como un lastre, incapaz de restaurar la confianza del mercado.
Sin embargo, aunque la marca personal de Berlusconi disminuyó, su legado político continuó en la coalición derechista del primer ministro Meloni, cuyos tres partidos constituyentes fueron reunidos por primera vez por Berlusconi.
“Él es el hombre que unificó la derecha italiana, la hizo aceptable y competitiva”, dijo D’Alimonte. “Este es su legado histórico”.
Su estilo de política también proporcionó una plantilla que otros populistas, incluido el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el exprimer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, emularon.