Si tienes un problema en Róterdam, puedes llamar a la puerta del municipio. O con Amina Ali Hussen, de 60 años, una refugiada somalí que trabaja en una oficina en el Kruiskade -aunque no es oficial-. Una mujer con una historia de vida impresionante, que nada ama más que ayudar a otras personas. “He puesto mi tiempo, mi vida y mi moral en estas personas”.
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