Shibata trabaja en una oficina solo para hombres. Harta del trato degradante que se le reserva, finge estar embarazada…


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

C.soy de los que nos gustaría experimentar otra vida, convencidos de que será mejor que la presente. Y luego está la señorita Shibata, que en la oficina ya no soporta tener que servir café a los compañeros varones y ordenar, ya que no es su trabajo. Pero Shibata es la única mujer en una oficina de hombres.

Así que una mañana, ante otro pedido del jefe para recoger las tazas sucias de la sala de reuniones, anuncia que no puede porque le molesta el olor a café. Está embarazada, o al menos eso le cuenta a sus compañeros.

Así comenzó el falso embarazo de Shibata.: un diario detallado en el que, semana tras semana, se cuenta a sí misma ya los demás las etapas de un camino hacia una nueva vida. Quizá alguien ya habrá reconocido en este relato el argumento de la novela debut que valió la pena emi yaguijaponés, nacido en 1988, la victoria del prestigioso premio Osamu Dazai.

El título original del libro, que Mondadori tradujo al El brillante diario de la señorita Shibataes Diario de un vacío. Un título evocador porque el útero de la joven protagonista está realmente vacío.

Y porque es desde un vacío interior que su apuesta, dirigida a demuestran que existen roles privilegiados en la sociedad, y el de la madre (la historia está ambientada en Japón) es uno de ellos.

“El brillante diario de la señorita Shibata” de Emi Yagi (Mondadori).

Ni que decir tiene que los nueve meses de embarazo le aportarán más evidencias en apoyo de su tesis: la posibilidad de salir a tiempo de la oficina sin pasar la noche, las mil atenciones reservadas a su falsa náusea, la sensación de poder conferida en sí misma. por los hechos para procrear.

Pero el giro de la trama está a la vuelta de la esquina: el mundo de las madres, visto desde el ángulo de Shibata, pronto se revela como un universo de soledad en el que las responsabilidades recaen principalmente sobre la madre..

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Y aquí no hace falta vivir en Japón para entender que la realidad que saldrá a la luz es la de gran parte del mundo occidentalizado: máximo respeto a la maternidad siempre que se acepten las desventajas, que aún persisten en el mundo de la trabajar. Así el vacío se convierte en el de una sociedad que aún no sabe conciliar vida y compromiso. y sueños

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