Esa es una pérdida significativa para el presidente francés, que necesita una mayoría en el parlamento para impulsar su agenda de reformas para los próximos años.
Según la primera encuesta a boca de urna, Ensemble, la coalición del partido La République en Marche de Macron y varios partidos leales a Macron, puede contar con 224 escaños en la Cámara de Representantes francesa. Eso es demasiado poco para una mayoría absoluta (289) de los 577 escaños.
colaboración de izquierda
La segunda y decisiva vuelta de las elecciones parlamentarias marca la pauta del mandato de Macron, que fue reelegido presidente a finales de abril. Desde 2002, ambas elecciones se han celebrado en rápida sucesión, y el presidente recién elegido suele contar con una generosa mayoría en el parlamento. Esta vez las cosas resultaron diferentes: los cuatro principales partidos de izquierda decidieron trabajar juntos en la nueva alianza Nupes para esta elección, con la esperanza de convertirse en los más grandes. Este último fracasó, pero la alianza logró frustrar una mayoría absoluta para Macron. Las primeras estimaciones indican que Nupes se convertirá en el principal movimiento de oposición en el parlamento con 149 escaños. Otro competidor clave de Macron, Marine Le Pens Rassemblement National, parece estar listo para ganar 89 escaños, según los primeros pronósticos, una victoria histórica para el partido que logró contar con solo 8 escaños en 2017.
En la campaña electoral, el campo de Macron se centró en la cooperación de izquierda. Por ejemplo, la nueva ministra para la transición ecológica, Amélie de Montchalin, advirtió sobre el ‘anarquismo’ y el ‘caos’ que traería Nupes. El propio presidente habló de “extremistas” que se vuelven contra la OTAN “mientras yo hablo con Rusia masacrando civiles en Ucrania”. Aunque no los nombró, el ataque tuvo como objetivo a Marine Le Pens Rassemblement National y al líder de izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, aunque la retirada de la OTAN no es un tema en la agenda de la alianza de izquierda.
El resultado significa que Macron se enfrenta a un mandato significativamente más difícil. Para aprobar nuevas leyes, el presidente tendrá que trabajar en conjunto fuera de su propia coalición. Puede que lo busque del partido derechista Les Républicains, que según las previsiones puede contar con 78 escaños. Pero eso también es complicado; su primera ministra Elisabeth Borne tiene un perfil social.