Seis de cada 10 italianos sin atención dental: reaparece la odontología social. En el campo dentistas jóvenes, dentistas privados e industria.


Con seis de cada 10 italianos que no van al dentista, sobre todo porque cuesta demasiado, y el 95% de la atención dental gestionada por consultorios privados por un total de alrededor de 9.500 millones pagados por los ciudadanos y solo 500 millones cubiertos por el NHS según el estudio RBM-Censis, el cuidado dental es el «gran asunto pendiente» de los niveles esenciales de asistencia. Un panorama que empeora después de Covid, con familias gastando un 14% menos en 2022 que en 2018 y más de 18 millones de personas con caries sin tratar.

La doble emergencia de la pobreza y el envejecimiento

El empobrecimiento de la población y el envejecimiento progresivo de los italianos obligan a buscar cobertura: por eso el Ministerio de Sanidad ha decidido retomar el viejo expediente de la odontología social. Con la apuesta, hasta ahora ganada sólo en unos casos excepcionales repartidos de forma parcheada, de llevar prevención, prótesis y «sellado» a los muchos que no pueden permitirse un dentista privado a costes de «mercado». No es un juego pequeño, tanto por los anteriores -programas similares se habla desde hace más de veinte años con pocos resultados- como por las cifras en el campo. «La salud bucal es un tema en la agenda del gobierno -anunció el Ministro de Salud Orazio Schillaci- y requiere un programa de odontología social que incluya tanto campañas preventivas como terapéuticas, por ejemplo restauración de dientes con prótesis, para permitir el ‘acceso al tratamiento en particular para los segmentos más débiles de la población como los niños y, dado el progresivo envejecimiento de la población, las personas mayores». Sin mencionar que el sector dental en Italia es un sector estratégico con un valor de alrededor de 15 mil millones entre servicios, prótesis, dispositivos médicos hechos a medida, equipos y más y emplea a 18 mil dentistas, protésicos dentales, higienistas y personal de la industria”.

La fotografía del Consejo Superior de Salud

Los expertos de un grupo de trabajo ad hoc en el Consejo Superior de Salud (CSS) tomaron una foto de la situación y luego las cuentas, con el apoyo de la Universidad Bocconi. Proporcionar realmente a todos los necesitados por edad o ingresos las disposiciones de la Dpcm sobre niveles esenciales de asistencia con algunas actualizaciones necesarias costaría al menos 800 millones: exactamente la misma cantidad que se asignó para el paquete global de los nuevos Leas en enero de 2017 Esta es la primera hipótesis escrita en blanco y negro en el documento que la CSS, a través del profesor Enrico Gherlone – asesor de odontología de Schillaci, rector de la Universidad Vita e Salute San Raffaele de Milán y ex referente en odontología con el entonces titular de la departamento Ferruccio Fazio en 2009 (el presidente del Consejo fue Silvio Berlusconi) – ha llegado a la mesa del ministro. Un escenario difícil de lograr solo con recursos públicos, si se piensa en los tensísimos cordones de la atención sanitaria. Y de hecho los «sabios» de la CSS han elaborado otras dos hipótesis: una que contempla una revisión sustancialmente a la baja de los servicios que se pueden prestar con el Lea, para asentarse en un gasto de 200-300 millones; y una tercera, según la cual una inversión adicional de entre 170 y 340 millones cubriría prótesis y aparatos de ortodoncia para la edad evolutiva (0-14 años) y para la tercera edad.

La universidad y los particulares en el campo

“Lo que le informamos al ministro es una imagen – explica Gherlone – en vista de una solución que involucrará a toda la cadena de suministro: colegas de asociaciones profesionales, la orden y sociedades científicas. Una primera acción podría prever la sinergia entre las estructuras públicas, las universidades y la industria. Por no hablar de la contribución de las nuevas tecnologías digitales para la reducción de costes, y la aplicación de fondos complementarios”. Respecto a 2009, mientras tanto, no sólo ha cambiado el escenario de la demanda sino también el de la oferta de tratamientos: por un lado, hoy los dentistas privados están más dispuestos, gracias a la crisis que también afecta a sus honorarios, a incorporarse odontología a precios controlados, mientras que a partir de este año -con el debut de la titulación habilitante- los jóvenes licenciados en odontología están obligados a realizar un número mínimo de servicios. “Tendríamos una doble ventaja – explica Gherlone -: la primera es la prestación de asistencia social, la segunda es poder enseñar a los odontólogos del mañana prácticas e intervenciones que no están contempladas en el Lea actual. Hemos estimado que en conjunto, entre la aportación de la Universidad de la que saldrán 700.000 servicios entre los de nuevos licenciados y postgraduados, la oferta de odontólogos que ya trabajan en el SNS y la disponibilidad de al menos 1.400 potenciales convenios con odontólogos privados voluntarios, como se desprende de una encuesta realizada por Federanziani, será posible satisfacer en gran medida la demanda de atención ‘social’”.

El caso de San Rafael

«Las universidades italianas -prosigue Gherlone- ya se han puesto a disposición tratando de hacer coincidir la acción social con la docencia y así alcanzar el objetivo de tratar de manera controlada a los pacientes menos favorecidos y formar a los futuros odontólogos al más alto nivel». Entre ellos, la Escuela de Odontología de Turín, Trieste con su proyecto de odontología social regional que ve la clínica de la ciudad como su punto de apoyo, San Raffaele con su Departamento central y con el proyecto de la red de hospitales de clínicas dentales Smart, la Universidad Sapienza de Roma con la Clínica Dental Tor Vergata que ya hace muchos años emprendió una acción de odontología social financiada por el ministerio. «En San Raffaele – dice el rector – el problema de sacar dentistas que con un título de habilitación deben saber hacer todo, incluso una prótesis que el NHS no «aprueba», lo solucionamos creando un departamento especial donde damos manera a todos los usuarios que, por fragilidad social o económica, caen bajo el Lea para recibir beneficios extendidos, con una ‘solvencia tranquila’ gracias al acuerdo con la industria que nos abastece a precios muy bajos o incluso nos brinda los sistemas”.



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