Seguridad amenazada: se necesitan acciones cohesivas e incisivas


La seguridad es un tema que a menudo está plagado de política y, en algunos casos, perturbador en un contexto electoral. Es un problema que muchas veces se aborda con soluciones simplistas, pero hay que abordarlo en su totalidad, porque no tiene que ver sólo con las políticas migratorias.

Se podrían dar muchos ejemplos. El caso más llamativo es el de la resolución sobre límites de velocidad de 30 km por hora, aprobada por el Ayuntamiento de Bolonia. Durante semanas se desató una polémica política que desembocó en un incomprensible decreto ley que limitaba el uso de radares. Sin embargo, según el Municipio, en los primeros seis meses de su entrada en vigor, los accidentes disminuyeron un 11%, los más graves un 38%, las lesiones un 10% y las muertes un 33%. Con esta revolución, adoptada también por municipios con administraciones de centroderecha como Treviso, las calles se vuelven más seguras. En un país normal, las acciones que van en la dirección correcta deberían ser unificadoras. Desgraciadamente, en Italia esto no es así.

Estamos rodeados de problemas que amenazan la seguridad de los ciudadanos, pero hacemos como que no existen. Es el caso de la mala calidad del aire: según la Agencia Europea de Medio Ambiente, Italia tiene 52.000 muertes prematuras por PM2,5, de un total europeo de 238.000. Pero no se presta la misma atención a la lucha contra el smog.

Lo mismo ocurre con los edificios escolares en las capitales de provincia: según nuestro informe del Ecosistema Escolar 2024, solo el 49% tiene el certificado de usabilidad, el 47% tiene pruebas estáticas y el 56% tiene certificaciones de prevención de incendios. Podríamos seguir con edificaciones construidas en zonas de alto riesgo hidrogeológico o abandonadas para ser construidas ilegal y peligrosamente con materiales de mala calidad, nunca demolidas; con productos de fibrocemento en la construcción, nunca recuperados; con tramos de costa contaminados por vertidos de aguas residuales no depuradas, que amenazan a los bañistas.

¿Cuándo habrá un decreto que realmente trate sobre seguridad? Varios problemas son responsabilidad de los Municipios, pero sin el apoyo del Gobierno no llegaremos a ninguna parte. De hecho, se necesitan políticas valientes y recursos económicos adecuados. Pensemos en la adaptación a la crisis climática, la regeneración urbana o la seguridad de los edificios, que también serían un importante motor para el sector de la construcción.



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