Con un chasquido de dedos apaga Internet. De vez en cuando llama a Putin. Al mismo tiempo, controla el flujo de información en línea. Y ahora puede dirigir un nuevo ministerio estadounidense: el de eficiencia gubernamental. El cielo es el límite para Elon Musk. Y seas fanático o no: su nueva posición superior le permite, en principio, ajustar las reglas que lo beneficien. “Puede que esté utilizando a Trump como trampolín hacia un poder aún mayor”.
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