‘Scouts Honor’ es otra historia más sobre abuso infantil que te enojará profundamente

Ronald Meeus se centra en el infinito. Hoy: Honor de los Scouts: Los archivos secretos de los Boy Scouts of America en Netflix.

Ronald Meeus

Nunca he sido partidario de los movimientos juveniles, esas incubadoras del conformismo. Por supuesto, esto no está directamente relacionado con la escoria que se agita en el documental de Netflix. Honor de los Scouts: Los archivos secretos de los Boy Scouts of America, sobre patrones de abuso infantil que ocurrieron durante décadas dentro del brazo estadounidense del movimiento global Boy Scout. Pero, si somos honestos, no es que no exista vínculo alguno entre el abuso infantil y la naturaleza de la organización.

Eso está bien por cierto ¡Wow wow! sigue ahí, porque en esta nueva temporada televisiva habrá poco que sea edificante en la pantalla de tu televisor. Primero fue el impactante primer episodio de la serie documental de VRT Godforgotten, y ahora Honor de los exploradores: dos obras con una triste letanía de testimonios de (predominantemente) hombres, que ahora llevan vidas rotas como adultos debido a lo que vivieron cuando eran niños. En él se cuentan cosas que te enojarán profundamente. Términos desagradables danzan en tu mente, como «banda criminal» y «organización criminal».

Labios juntos

Honor de los exploradores trata sobre una organización completamente diferente, en principio secular, pero el modus operandi de los perpetradores representados en él muestra sorprendentes paralelismos con el de los papistas pedófilos. En ambos casos, sin embargo, el núcleo absoluto del problema no reside en los perpetradores individuales, que de hecho también son un peligro para la sociedad en general, sino en la institución misma y la forma en que aparece en el mundo. La hermandad muy unida proyecta una sombra seductora y protectora sobre aquellos con este tipo de tendencias. Porque ese club ve su supervivencia como un objetivo más sagrado que el bienestar de un individuo. Porque opera desde una arrogante extramundanidad, como un órgano que se sitúa por encima de la sociedad y del Estado de derecho. Y porque ante la menor amenaza a su reputación se pone en modo de supervivencia, con todos con los labios apretados.

Si alguna vez estas sociedades dicen algo a sus defensores, suelen ser cosas muy extrañas. Como Rik Torfs que apareció la semana pasada. La cita la Iglesia Católica Romana ayudó a expresar su pesar por no haber estado involucrada Dejado de la mano de dios – Casi me ahogo con mi ron marrón. Y en Honor de los exploradores Responde un administrador de la organización, ante esa alucinante cifra de 82.000 cargos, con un “Sí, pero ¿en cuántos años?” Supongamos, únicamente por el bien del debate, que hubiera transcurrido un período de cien años: entonces eso habría sido un promedio de 820 cargos por año. Eso no está tan mal, ¿verdad?

Disponible en Netflix.



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