Scaini, hace 40 años el drama: operado de la rodilla, murió en el quirófano

Una operación normal provocó la muerte del mediocampista, que tenía 27 años: las pruebas posteriores a su muerte llevaron al hallazgo de una enfermedad cardíaca

El 21 de enero de 1983, hace exactamente cuarenta años, falleció Enzo Scaini. Acababa de operarse de los ligamentos de la rodilla en Roma: todo está bien. En cambio, una hora después de la operación, Scaini murió. Tenía 27 años. Se había labrado una sólida reputación sobre todo en la Serie B: del Friuli di Varmo, centrocampista de gran físico y tiro explosivo -hoy le habríamos llamado «invasor»-, cincuenta goles en su carrera, había empezado a hacerse notar en el Sant’Angelo Lodigiano, donde conoció a su mujer Rossella, y de allí pasó al Monza de Alfredo Magni, con el que estuvo cerca de la Serie A perdiendo el famoso play-off en Bolonia contra Pescara, luego Campobasso, Verona, Perugia recién descendido de la Serie A, en 1982 en Vicenza. El glorioso Lanerossi había caído rápidamente a la Serie C, y para recuperarse había apostado, entre otros, por Scaini y Albertino Bigon. Al final de la temporada, también debutará un talento muy joven, Roberto Baggio. Enzo juega 11 partidos, marca 2 goles, uno de ellos de penalti al Rimini de Arrigo Sacchi.

LA LESIÓN

El 16 de enero de 1983, Vicenza recibe a Trento. ‘Scaio’ deberá salir al inicio del segundo tiempo tras un encontronazo con un rival. Los exámenes no presagian nada bueno: lesión en el ligamento de la rodilla izquierda. El médico de Lanerossi lo envía a Roma, a la clínica de Villa Bianca, al profesor Lamberto Perugia -destino burlón, precisamente el nombre de la ciudad donde más tarde se quedaría a vivir la familia, la ciudad que en octubre de 1977 había vivido la tragedia de Renato Curi -, un cirujano ortopédico conocido en el medio deportivo porque Rocca, Ancelotti, Bettega, el mismo Scaini confiaron en él. Un año antes, en Perugia, había tenido un problema en la rodilla, después de una artroscopia, el profesor Perugia había decidido no intervenir. Esta vez es diferente, para reconstruir el ligamento necesitas una operación. Perugia ya ha hecho unos doscientos.

EL DRAMA

Dos horas bajo el quirófano, operación exitosa. Su esposa Rossella llama a la oficina en Vicenza. Todo está bien. Luego, después de una hora, otra llamada telefónica, dramática. “Enzo está muerto, dicen de colapso cardio-circulatorio”. Rossella se queda sola, con sus hijos pequeños Eva y Thomas. «Una muerte inexplicable», dijo el profesor Perugia. Se dispuso una autopsia. «Insuficiencia cardiovascular bajo investigación». Se abre una investigación, encomendada al fiscal adjunto Davide Iori. El informe pericial presentado tras la investigación habla de «insuficiencia cardiovascular aguda en un sujeto que padece una cardiopatía hipertrófica grave con signos evidentes de esclerosis». Básicamente, Enzo habría muerto por una anomalía cardíaca que debería haberle impedido incluso practicar deporte, anomalía nunca antes detectada, ni por los médicos de los equipos en los que jugaba, ni por los de la propia clínica Villa Bianca. La investigación judicial, que duró cinco años, terminó sin condenas. Quizá porque «no era Paolo Rossi», como comentó con amargura Sergio Campana, entonces presidente de la Assocalciatori de Vicenza, sobre el silencio que envolvía la triste historia de Scaini. «Yo no era Paolo Rossi. Enzo Scaini: la misteriosa muerte de un futbolista olvidado» es el título de un libro de investigación escrito por Giampiero De Andreis y Emanuele Gatto, quienes reconstruyeron los hechos deportivos y sobre todo judiciales de Enzo Scaini. Porque si ya no se puede hacer justicia, al menos no hay que olvidarla.



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