Las inteligencias artificiales generativas necesitan muchos chips para entrenarse y funcionar. Esto es suficiente para explicar la intención del CEO de OpenAI, Sam Altman, de construir su propia red de fabricación. Semejante ambición supone un coste de varios miles de millones de dólares que el empresario intenta activamente recaudar. Se sentó …
Las inteligencias artificiales generativas necesitan muchos chips para entrenarse y funcionar. Esto es suficiente para explicar la intención del CEO de OpenAI, Sam Altman, de construir su propia red de fabricación. Semejante ambición supone un coste de varios miles de millones de dólares que el empresario intenta activamente recaudar.
Sam Altman quiere reducir la dependencia de OpenAI de Nvidia
La industria de los semiconductores es extremadamente compleja y costosa. Es la que requiere mayor esfuerzo en investigación y desarrollo, por delante de las biotecnologías. Una fábrica de chips avanzada puede alcanzar fácilmente o incluso superar la marca de inversión de 10.000 millones de dólares. Tantas barreras de entrada en un sector donde sólo sobreviven unos pocos grandes actores, mientras que los nuevos luchan por establecerse.
Sam Altman lleva varios meses interesado en este entorno, antes de su increíble continuación al frente de OpenAI en noviembre. El joven CEO espera, desarrollando sus propias capacidades, reducir la dependencia de su empresa de las GPU de Nvidia. La empresa está aplastando el mercado de chips destinados a la IA. También prevé, con la explosión de la IA generativa, una posible escasez de chips ligada a la alta demanda.
Amazon, Google, Meta y Microsoft, principal accionista de OpenAI, han empezado a diseñar sus propios chips. Al igual que Nvidia, eligieron el modelo sin fábrica. Es decir, elaboran planos de sus componentes antes de llamar a las fábricas para que los produzcan.
Este es un modelo muy común en este campo. Sólo tres empresas tienen la tecnología para producir los componentes más avanzados: la surcoreana Samsung, la estadounidense Intel y la taiwanesa TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Corp). Sam Altman sería mucho más ambicioso y esperaría tener sus propias plantas de fabricación.
La pista emiratí
Según se informa, Sam Altman está discutiendo una asociación de este tipo con TSMC, el fundador más grande del planeta. Además, el director general busca los miles de millones que necesita en Oriente Medio. De acuerdo a Tiempos financieros habla con el jeque Tahnoon bin Zayed al Nathyan, asesor de seguridad nacional de su hermano, el jeque Mohammed bin Zayed, presidente de los Emiratos Árabes Unidos.
Sheikh Tahnoon es responsable de numerosos fondos de inversión emiratíes: Abu Dhabi Investment Authority, ADQ, International Holding Company… Las negociaciones afectarían principalmente al G42, un grupo especializado en IA. OpenAI y Microsoft ya tienen una asociación con la empresa creada en 2018. Bloomberg cita otras vías como el conglomerado japonés SoftBank.
Se desconoce el estado de la próxima empresa de semiconductores y su conexión con OpenAI. Podría ser una subsidiaria de la figura decorativa de la IA generativa o autónoma, bajo la dirección de Sam Altman.