Saludos Crowley: el técnico deja la selección tras el Mundial de septiembre

Adiós después de 2 años al frente de la Azzurri. Con el técnico neozelandés la primera victoria en Gales y la primera sobre Australia. ¿Después de Francia 2023 en su lugar el argentino Gonzalo Quesada?

Pase lo que pase, una era llegará a su fin: Kieran Crowley dejará el banquillo de Italrugby al final del Mundial de 2023. El técnico neozelandés, que lleva 7 años en Italia, lleva al frente de la Azzurri desde hace dos. Primero en el banquillo de Benetton, con el que consiguió una clasificación histórica para los playoffs Pro 14 en 2019 y sobre todo el primer trofeo internacional de la historia verdiblanco -la Rainbow Cup 2020-, luego al frente de la selección, con que superó a Gales y Australia: primer triunfo azul en casa ante los galeses y primer triunfo absoluto ante los Wallabies. Su Italia está bien colocada sobre el césped, sabe dar batalla pero también sabe mover el balón, e incluso la prensa británica se ha visto obligada en los últimos 12 meses a dejar de lado sus habituales reticencias hacia la presencia azul en el campo. Seis Naciones y admitir que este equipo tiene todas las credenciales para sentarse en la mesa grande.

LA AVENTURA AZUL Crowley empezó de cero, se hizo cargo de una selección inmadura, llena de jóvenes y en pleno relevo generacional, y en 2 años la convirtió en un equipo digno del panorama internacional. Y sobre todo, aunque intermitentemente, los resultados finalmente han llegado: el primer punto de inflexión es el 19 de marzo de 2022, Italia conquista Cardiff por primera vez en su historia gracias al gran juego de Ange Capuozzo y las patadas de Garbisi y Padovani, pero sobre todo gracias a una organización del juego que pocas veces se ha visto tan precisa y ordenada.

NUNCA TAN ALTO Sin embargo, el verdadero cambio de rumbo llega en noviembre, después de una desastrosa gira de verano en la que Italia lucha en Portugal (anotando el try de la victoria con el tiempo agotándose) y luego pierde en Georgia, cediendo más mental que física y técnicamente. Crowley parte de esa derrota y construye un juego que se adapta a la perfección a las características de este equipo: su Italia mueve el balón de un lado a otro del campo en busca de espacios aptos para astillas como Capuozzo, Menoncello e Ioane, y en conquista así la primera victoria histórica ante Australia. No sin antes haber pisado a Samoa, un equipo no precisamente pequeño, recortando 49 puntos sin dificultad aparente. Italia redescubre el rugby, los estadios se vuelven a llenar después de años de dificultad, mientras que en el exterior, el interés por estos jóvenes es cada vez más evidente, y no solo en palabras. Fischetti, Morisi, Riccioni, y antes que ellos Garbisi, Allan y Mori, todos juegan en Inglaterra y Francia, como no ocurría desde los días de Lo Cicero, Masi, Parisse y Castrogiovanni.

¿FRÍO? INCORRECTO Nunca una palabra fuera de lugar, nunca un gesto de enfado, solo una leve sonrisa tras el decisivo try contra Gales, y la capacidad de tomar incluso decisiones impopulares sin dejarse rayar por presiones externas, como demuestra la reciente decisión de marcharse fuera el Campeonato del Mundo Sergio Parisse. Y, sin embargo, detrás de la aparente frialdad de Kieran Crowley se esconden las emociones de alguien que lo dio todo por el rugby italiano durante 7 años. Y en los últimos meses se ha dejado llevar. Así lo demuestra el júbilo -por fin libre- tras el try de Capuozzo ante Australia, o el exabrupto contra el árbitro Damon Murphy en la rueda de prensa tras la polémica derrota ante Gales en marzo. No será de este Mundial que se saque el balance de la era Crowley. Para pasar de ronda, hay que vencer a uno de Francia -anfitrión- y los All Blacks: si los Azzurri hicieran la hazaña sería la guinda de un gran ciclo, de lo contrario habrá que agradecer a Nueva Zelanda. entrenador por lo que ha hecho en los últimos años para luego centrarse ya en el Seis Naciones 2024, la auténtica cita clave de Italrugby. Todavía no se conoce el nombre del sucesor de Crowley: el principal candidato es el argentino Gonzalo Quesada, quien entre 2013 y 2017 ganó un campeonato de Francia y una Challenge Cup con el Stade Français de París, donde regresó en 2020 en un período muy difícil en la historia del club y lo devolvió a lo más alto del rugby transalpino, ganando el 4º lugar y los playoffs en el último campeonato.



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