Saludo a Remco Campert

para Remco

se espera demasiado de la poesia

cosas de interés y sentimientos, revolución

entre otras cosas, eso y preferiblemente más

pero un buen poema no necesita tanto

al menos no visible, hace poco más

luego excite una imagen que yacía en su lista

un pequeño pensamiento que ya estaba ahí

(así pensaste) y pensaste el poema

comenzó a girar por sí solo

familiar como un gato jeroglífico

un buen poema suele decirse después

que es como si siempre hubiera estado ahí

vive intacto por el fabricante

tarde o temprano repeler a ese fabricante

como 120 litros de limonada

solo el papel toma un largo respiro

solo carta limonada vive

Vi el último cuerpo

vacío, vio el muy-muy último

ser transferido a sus camaradas

en lucebert, schierbeek, claus, pernath

pantalones de media, comerij, coulter

sus cuerpos llegaron sin anteojos ni cigarrillos

rabia en ti, una suave

recoger en el último

ahora la poesía se convierte realmente en un acto

ahora sin frenoco, sin mas

Nunca más tu amplia sonrisa de rana

mientras entrecierra ambos ojos

calma, comprensión

una conversación en sí misma, nunca más

en su lugar permanente en la ventana de bahía retardante

amada cabaña de ceniza y vino

de la luz del sol tardía y deborah

es la tierra soltando tu manga

pero tranquilo – todo existe

todo cose y todo sigue bebiendo

como antes, no te preocupes

tu guerra sigue aquí, tu murmullo

está cincelado, también la nota

de 25 florines que hayas encontrado

escribiéndolo para nosotros

somos dueños de una tumba

lleno de palabras vivas y veraniegas

sin tu voz, pero igual de tímida

tan brillantemente indeleble como la figura

de la niña una vez en la parada del tranvía

todo corre solo ahora

todo funciona, frágil gigante, así que adiós

Campert está terminado, redondo y completo.

sin sangre y sin hacedor

pero el vive

Ramsey Nasri

curva

El poeta está muerto. Va una procesión de palabras,

lento, junto al agua, junto a los juncos ribereños. hay alas batiendo

libros, haz un pequeño deslizamiento

alrededor de las torres de la ciudad.

El poeta está muerto. El jazz suena allí, ni siquiera demasiado ruidoso,

ni siquiera demasiado impreso. La gente sale de las casas con

credos dejados atrás, con rotos, transgredidos,

reglas bellamente remendadas para la felicidad.

El poeta está muerto. El amado, el más pendenciero,

el oyente, el amante, el padre. el bebió y

Desapareció, se volvió y amó.

En la distancia, un río fluye desde el mar hasta las montañas.

y es poesía muda. En una neblina de melancolía estamos

tantas vidas por delante, tantas vidas geniales.

Ahí va una maravillosa procesión de palabras.

El querido poeta ha muerto.

Esther Noemí Perquín



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