El mayor desafío para quienes van a bordo del submarino que desapareció durante una expedición al naufragio del Titanic es no entrar en pánico, de lo contrario su oxígeno se agotará más rápido. Tal vez sea más fácil decirlo que hacerlo, porque los cinco pueden estar a una gran profundidad en un tubo estrecho de seis metros de largo, que se controla con un controlador de juego convertido. No pueden salir solos, porque el submarino está cerrado desde el exterior con pernos gruesos.
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