La conmoción se hizo palpable en el campo cuando el segundo entrenador húngaro, Ádám Szalai, se sintió mal en la banca durante el partido contra Holanda. Los jugadores de ambos equipos acudieron al rescate y el partido continuó. El seleccionador nacional, Ronald Koeman, calificó de “momento extraño” que a su equipo se le permitiera lanzar inmediatamente un penalti.
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