La salida anual del equipo Blokker de Veldhoven no se celebrará este año porque la cadena se declaró en quiebra a mediados de noviembre. Por eso el personal había preparado un tarro de propinas para recaudar dinero para una última salida como equipo. Pero fue robado. “Realmente no esperaba que alguien se lo llevara”, dice la empleada Saskia Verharen.
No, normalmente en el Blokker no tienen tarro de propinas, pero en esta ocasión pensaron que era posible. “Pensamos que era de mala educación preguntar, así que colocamos el frasco en la máquina de pago, con una nota que decía que estaba destinado a nuestra salida”.
El frasco y su contenido desaparecieron el viernes por la tarde entre las cinco y las ocho, cuenta Saskia, que también vive en Veldhoven. “Llamé al equipo de la tarde para ver si lo habían visto y yo también lo busqué durante media hora”, dice. No había mucho dinero allí, entre veinte y cuarenta euros, estima Saskia. Pero le resulta escandaloso que se lo hayan quitado. “¿Quién hace algo así?”
“Siempre queremos lograr algo juntos, como equipo”.
No está claro quién lo hizo, las imágenes de la cámara están gestionadas por una empresa de seguridad y aún no han sido visualizadas. “Lo hablamos con nuestro jefe”.
La salida del equipo seguirá adelante de todos modos, Saskia lo sabe. “Lo pagaremos de nuestro propio bolsillo. En cualquier caso, queremos lograr algo juntos, como equipo”. Porque en unas semanas se acabará para la cadena que durante tanto tiempo ha marcado la escena callejera holandesa.
Saskia y sus compañeros trabajarán por última vez el 31 de diciembre. “Otras cien sucursales cerrarán el día 21. Permanecemos abiertos un poco más porque somos una sucursal bien administrada”. Aún no ha encontrado un nuevo trabajo, aunque la joven de veinte años no espera estar mucho tiempo sin trabajo: “Eso se solucionará”.