Los ejecutivos del BCE “discutirán las condiciones actuales del mercado” en una reunión ad hoc hoy. Esto se puede traducir libremente como ‘Está ardiendo sin llama en Italia, y ahora estamos buscando todos los extintores de incendios posibles’.
La diferencia en las tasas de interés entre los bonos del gobierno alemán e italiano con vencimiento a diez años se ha ampliado considerablemente durante la última semana. Los bonos se consideran la deuda más solvente de la eurozona, mientras que Italia es una fuente de preocupación para los inversores debido a su gran deuda pública. El rendimiento italiano a 10 años ha subido por encima del 4 por ciento esta semana por primera vez desde 2014. En Alemania es del 1,7 por ciento.
Este diferencial de tipos de interés, el llamado diferencial, indica que los inversores no están convencidos de que el BCE pueda aumentar los tipos de interés para toda la economía de la eurozona sin causar problemas a los países de la zona del euro con grandes deudas públicas. El martes, la influyente ejecutiva alemana Isabel Schnabel indicó que el BCE no toleraría subidas de tipos de interés que “no estén fundamentalmente justificadas”.
El BCE está en camino de subir las tasas de interés por primera vez en 11 años, en 25 puntos básicos, en julio, seguido de una segunda y probablemente aún más significativa subida de tasas en septiembre. Incluso entonces, la tasa de política del BCE apenas subirá por encima de cero. Pero los mercados financieros miran hacia el futuro y ven más aumentos de tasas en el horizonte para sofocar la inflación vertiginosa en la eurozona. A raíz de esto, las tasas de interés de los títulos de deuda pública ya están aumentando.
Profecía autocumplida
El hecho de que suba más rápido en Italia que en Alemania tiene que ver con la prima de riesgo que exigen los inversores para prestar dinero a Roma. El riesgo de incumplimiento es simplemente mayor, lo que puede conducir a una profecía autocumplida si el temor se descarrila.
Una amenaza reconocible para los políticos en Frankfurt. Este fue también el caso durante la crisis del euro. Luego, el BCE echó aceite sobre las olas con la promesa del entonces presidente Mario Draghi de hacer todo lo necesario para mantener unida a la eurozona. Se puso una bazuca monetaria sobre la mesa y se detuvo la especulación contra los débiles países del euro. Nadie quiere pelear contra un banco central que lanza todo a la batalla.
Se especula que el BCE ahora tendrá que lanzar otro programa especial de compra de activos para convencer a los inversores de que no permitirá que los diferenciales de tipos de interés se amplíen demasiado. Cuando Draghi hizo eso en 2012, su persuasión fue tan grande que con ese programa de emergencia específico nunca se compró un euro de papel del gobierno.