El oscuro cantante de rock del dúo británico-estadounidense habla mejor que nunca sobre las realidades actuales de la vida en Los Ángeles.
El sexto álbum del dúo tardó mucho en llegar. Han pasado siete años desde el último lanzamiento: la cantante Alison Mosshart y su compañero de guitarra Jamie Hince se vieron frenados por la pandemia. Pero ahora: en 2019 comenzaron las grabaciones en una iglesia reformada junto con el productor Paul Epworth (Adele, Paul McCartney), que ya había movido los controles de su primera película en 2002. Al contrario de lo habitual, Mosshart y Hince habían diseñado hasta ahora casi todas las piezas en piano y sólo habían creado una estructura sonora durante el trabajo en el estudio. Como de costumbre, Mosshart interpreta al cantante de rock oscuro en este álbum.
En la interacción con Hince como látigo lateral rítmico y agresivo, siempre surge una interesante “llamada y respuesta”. Su forma de tocar tiene la misma aspereza que su voz y a menudo utiliza una fuerte alienación electrónica, como en “LA Hex”. “My Girls My Girls” suena como un éxito de noise, “Wasterpiece” tiene algo del último New Order, y cuando Mosshart canta en “Bullet Sound”: “La forma en que me miras, ¡guau!”, subraya de ahí el ruido de fondo lírico y seguro de sí mismo del disco.
A veces pervertidos, a veces campestres, los últimos años se analizan en busca de cicatrices y confusión. Y, sí, también trata sobre los lados oscuros del amor (“103”): “Quédate conmigo bajo la última palmera / y bebe un poco de agua de la fuente sucia que debe ser / la suma de todo”.