Reparación para la amante ‘histérica’ de Rembrandt


Rembrandt van Rijn no sale muy bien parado en la actuación de la creadora de teatro Julika Marijn. Era un gran pintor, sin duda, pero también un narcisista con un agujero en la mano, que discretamente hizo encerrar a su amante cuando se volvió demasiado problemática para él.

En A la sombra de Rembrandt Geertje Dircx (ca. 1610-1656) consigue un escenario, como una mujer con la que Van Rijn convivió durante años y que crió a su hijo. En su texto, Marijn describe la vida de Dircx desde el momento en que se encuentra en la puerta del célebre pintor como ama de llaves. Esos momentos también tienen contexto en el Ámsterdam del siglo XVII. Por ejemplo, la actriz habla sobre el estatus de Rembrandt, el papel de la mujer en ese momento y la capital arremolinada, donde todo apestaba.

El monólogo muestra que Rembrandt y Dircx se vuelven más cercanos cuando su esposa muere. El pintor no quiere casarse, porque entonces se perderá el legado de su ex mujer. Por lo tanto, Dircx comparte cama con él sin estar casado, una vergüenza, especialmente si Rembrandt se enamora de otra persona después de unos años y la arroja a la calle. Cuando Dircx empeña las joyas que recibió del artista, él la encierra ‘para reeducación’. Ella termina siendo encarcelada durante cinco años.

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Golpe crítico visual

Esta historia es contada de forma dinámica en un hermoso entorno por Bartel Meyburg. (Fragmentos de) obras de arte se proyectan sobre una pared de hilos blancos que delimitan varias salas del escenario. Cuando Marijn habla de la animada Warmoesstraat, esta escena callejera se puede ver a tamaño real; cuando hace zoom en la cama de caja, vemos grabados eróticos. Aparecen innumerables retratos y autorretratos de Rembrandt, escenas bíblicas y paisajes. Otro éxito visual es el atuendo que lleva la actriz: una elegante combinación en capas de lo histórico y lo moderno.

Dirigida por Diederik van Vleuten, Marijn alterna entre su papel de amante de Rembrandt y momentos en los que se dirige directamente al público para interpretar la historia. Esto es informativo, pero a veces demasiado explicativo. Por ejemplo, hacia el final de la actuación, cuando Marijn explica el valor de esta perspectiva femenina (rara vez escuchada). En los libros de historia, Rembrandt es un héroe nacional, mientras que su amante fue etiquetada como «histérica». Con este monólogo, Geertje Dircx obtiene una voz y la perspectiva cambia, algo que Marijn ya ha hecho con otras mujeres en monólogos anteriores. Como resultado, ahora es, por un momento, Dircx quien proyecta una sombra.

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