Relaciones defectuosas: ¿por qué no me ama tanto como yo lo amo?


Cara ester,

Te escribo una mañana de domingo de febrero desde mi estudio en Milán, con un jarrón de tulipanes marchitos frente a mí para pedirte una explicación. Comencemos desde el principio, mayo de 2022, primera salida con un mi edad de 28 años olvidar uno amarga decepción que se produjo unos meses antes. estaba allí de inmediato comprensión, a las que se sumaron citas cada vez más próximas, que se repetían hasta el pasado fin de semana. Todo sucedió con el tiempo, con la máxima transparencia y sin prisas. No es necesario ponerle etiquetas, para agilizar las cosas, y llegar a conocerse con tranquilidad, con el acuerdo de ambas partes. Se habla de una frecuentación enriquecida, compuesta por los que pasamos fuera, de una presencia constante aun cuando no estuviéramos en la misma ciudad para regresar a nuestros respectivos países de origen y con una constante actualización de lo que acontecía en el día a día de nuestros días, pero ninguna presentación de sus amigos.

Pero vayamos al grano, es decir, de mi necesidad de entender por un momento qué giro tomará nuestra “asistencia” porque aún no había adquirido la famosa “etiqueta”. Después de casi nueve meses, diría que es hora de hacerlo, y entendería si estuviéramos en la misma longitud de onda.

Me dice que se las arregla para hacer planes a largo plazo, porque aún no sabe cuáles son sus planes para el futuro, y ciertamente tiene la intención de mudarse al extranjero. Pero aparte de esto, siempre que le pido detalles sobre cuáles son sus sentimientos hoy, me dice que está tomado, que está bien, pero el su sentimiento se ha mantenido firme, no ha evolucionado, como para definirse en el amor tanto como yo.

Inicialmente acepto esta condición durante los primeros 5 días, pero luego decido cerrar todo, y lo hacemos a través de una fría llamada telefónica de 10 minutos el miércoles por la noche. También le escribo un mensaje en el que le digo que lo extraño y que si quiere me encontrará aquí. Pero no obtengo respuesta…

Mientras escribo esta carta lloré de nuevo y te pido iluminación. ¿Es realmente posible que su sentimiento no haya evolucionado tanto como el mío? En mi imaginación con él nunca se había dado esta escena, porque no me imaginaba que pudiera pasar.

De experiencias pasadas he aprendido que el sentimiento no evoluciona después de un par de meses, pero no después de casi un año. ¿Y por qué cerrar de una manera tan desapegada? Es una actitud que nunca esperé de él que siempre quiso hablar de cerca de todos los malentendidos posibles.

Espero recibir tu respuesta estimada Ester,

Su

A.

La respuesta de Esther Viola

Ester Púrpura

Estimado A,

De vez en cuando, de hecho, a menudo, los correos electrónicos que recibo en el buzón del periódico tienen una especie de apéndice de Linkedin. Y por eso, aun sin quererlo, es difícil no darse cuenta de quién eres y de dónde vienes. Tú que finges ser Dido pero eres de otro tipo.

Vienes de lugares hermosos. Hermoso en el sentido de que llegas allí por estudios, por habilidad, por relaciones. Ernst & Young, Accenture, Deloitte, Kpmg, fieros bufetes de abogados y contadores, multinacionales.

Y así algunos lunes todo se vuelve cómodo, en esta columna. Me cuesta dar respuestas sentimentales, incluso un poco vergonzosas. Te parece que si una ha llegado hasta aquí, en la junta directiva, no sabe qué hacer con el estúpido destrozo del que se queja en la carta.

Y que nunca será un desastre de manejar…

Tienes razón en todos los puntos, A. Busquemos un lugar donde vivamos seguros sin que nadie nos arrastre a las decepciones y vayamos juntos. La vida es infalible, para desagradar.

Malas relaciones, pero ¿cuáles no lo son?

“Los descubrimientos más poderosos están reservados para el final”, escribe. Felipe Roth. Tienes la costumbre de sacar conclusiones demasiado lógicas: lo que pasa, muchas veces pasa a pesar de lo que los inteligentes han estado esperando. ¿Cuándo ha ido el futuro en una sola dirección? ¿Nuestro?

Ni siquiera pedirías tanto, solo para entender algo. ¿Qué fue lo que tuvo que evolucionar? ¿La planta de tomate? Evolucionar como? Esas también serían mis preguntas.

El sentimiento no ha evolucionado. Frase tonta igual a decenas de frases tontas que -como el silencio, peor que el silencio- sirven al intraducible adiós. Como los que desaparecen y lo llamamos fantasma, y ​​lo hemos hecho semi-criminal. Y en cambio es sólo una legítima preocupación evitar que escuchen -por otro lado- un “ya no tengo ganas” mirándose a los ojos.

Sería útil mirar las cosas desde el edificio de enfrente. No le preguntes a todo amor que se escapa “¿por qué no funciona?”

La felicidad, el regalo más hermoso del mundo, si no la envolvieran con la garantía de perderla.

Sabes el resto del asunto, ciertamente no tengo que decírtelo en otro momento.

O conoces la vieja historia, pero quieres escucharla de nuevo. Aquí está, entonces: ¿sabes cuándo el destino deja de engañar, A.? ¿Cuándo una premisa será seguida por la consecuencia que más nos gustó? ¿Cuándo van a entregar la media hora de cosas que vienen fácil y directo? Tal vez una vez, o incluso nunca.

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