Italia, comprometida con el resto de Europa para reducir la dependencia energética de Rusia, se prepara para poder absorber el GNL (gas natural licuado) adicional que llega desde Estados Unidos: 15.000 millones de metros cúbicos en 2022 (destinados a ascender a 50.000 millones metros cúbicos para 2030) basado en el acuerdo con la Comisión de la UE. Tal y como anunció el primer ministro Mario Draghi, el Gobierno ha confiado a Snam la negociación de la compra de dos buques regasificadores.
Pocas naves disponibles
Los buques cargueros de GNL son terminales flotantes que transforman el GNL (gas natural licuado) a su estado gaseoso. «Tienen la ventaja -explicó el ministro para la Transición Ecológica, Roberto Cingolani, en declaraciones a la Cámara del 22 de marzo- de que se pueden usar el tiempo que se necesiten y retirarse en cualquier momento. No son infraestructuras permanentes pero pueden dar una enorme contribución a la autonomía energética de Rusia».
El problema, como apunta Cingolani, es “llegar a tiempo para contratar los pocos barcos existentes”, sobre todo ahora que la carrera también preocupa a otros países europeos, como Italia interesada en encontrar soluciones rápidas para escapar de la dependencia de Rusia: en total 150 mil millones de metros cúbicos, de los cuales 29 a Italia. A la cabeza, Alemania, que en cualquier caso tuvo que reconocer que no podía prescindir del gas de Moscú durante los próximos dos años (hasta el verano de 2024). Una situación que repercutirá en los precios: un buque metanero tiene un coste que varía según su tamaño y va desde los 50 hasta los más de 200 millones de dólares. Pero la solicitud podría elevar la lista de precios.
Veces
La nueva capacidad de regasificación en buques metaneros podría tener un valor de alrededor de 16 a 24 mil millones de metros cúbicos, explicó Cingolani, y se lograría en 12 a 18 meses a partir de la obtención de las autorizaciones.
La fusión de astilleros surcoreanos rechazada por la UE
En enero de 2022, la Comisión Europea había prohibido la fusión entre los dos constructores navales más importantes de Corea del Sur, Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering y Hyundai Heavy Industries Holdings. La transacción, por un valor aproximado de 2.000 millones de dólares, habría creado una posición dominante por parte de la nueva empresa resultante y reducido la competencia en el mercado mundial de la construcción de grandes buques de gas natural licuado para los que, enfatizó Bruselas, “hay que una fuerte demanda de las aerolíneas europeas». El poder centralizado en manos de los dos gigantes, ya líderes mundiales en el sector, hubiera sido demasiado, y la competencia sofocada. Dejar a los armadores europeos sin suficiente poder de negociación.