Apenas tenía 13 años cuando fue secuestrado en su casa de Genk, delante de sus padres y su hermano, en 2020 por gánsteres fuertemente armados y vestidos como policías. Mantuvieron al niño cautivo durante 42 días, lo que hizo que el secuestro durara una semana y media más que el de Anthony De Clerck en 1992. Los presuntos secuestradores del adolescente de Limburgo comparecerán mañana ante el tribunal. Enviaron a sus padres una Polaroid de su hijo atado y amenazaron con cortarle una mano si no pagaban rápidamente 5 millones de euros. “El último día pensé que me iban a matar”.
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