12 y 13 años. Así de jóvenes son las chicas alemanas que confesaron el asesinato de Luise, ella misma de apenas 12 años. Apuñalaron a su novia y los dejaron morir desangrados. Tan surrealista que sorprende incluso a los detectives más experimentados. Aunque los niños no pueden ser perseguidos penalmente. “El caso me deja sin palabras”. La reconstrucción de una tarde de juego que salió terriblemente mal.
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